Somos muchos los hijos de la década de los 80 que nos quedábamos embobados viendo las aventuras de Bola de Dragón. Aquel anime protagonizado por Goku y gestado por la mano maestra de Akira Toriyama fue la puerta de entrada a la cultura japonesa para millones de niños occidentales.
Más allá de la onda vital y del kamekameha; de la nube Kinton; del planeta Kaio; de lo malo que era Freezer —y de lo malo que también fue Piccolo—; de cómo Vegeta acabó pasándose al lado de los 'buenos'; de cómo recorrer el mundo (todos nos sabíamos la sintonía de Barón Rojo) buscando las siete bolas o de cómo todos soñamos alguna vez con ser Super Saiyan… Más allá, mucho más allá, el anime de Toriyama fue también la puerta de entrada a una cultura gastronómica japonesa que en los años noventa en España estaba por desentrañar.
He de decir que, como niño madrileño, me flipaba aquello de comer con palillos y más aún la velocidad a la que lo hacían. Intentando emular alguna vez el arroz con tomate de mi madre comprobé que algo debía haber en aquellos arroces, cuyos boles ingerían por decenas, como para que no se les escapase ni un grano de arroz.
Ya de adulto —talludito, por cierto— descubrí que se trataba de un tipo de arroz que se pegaba casi de forma natural, mucho más glutinoso que los arroces que habían llegado a Europa y que en nuestras cocinas siempre habían sido ley, buscando arroces más sueltos.
Sin embargo, de todos esos recuerdos de infancia, mantengo muy vivo aquella especie de bollo blanco, cubierto de un fino papel negro, que no supe hasta que ya rondaba casi los 30 años lo que realmente era. A pesar de vérselo comer a Goku y sus compañeros por activa y por pasiva, aquella masa de arroz permanecía ajena a mi entendimiento.
Luego descubrí que hablábamos del famoso onigiri, unas bolas de arroz de sushi que se cubren con pequeños trozos de alga nori y que van rellenas de atún y otros pescados. Más fáciles de hacer de lo que parecen, os aconsejamos que intentéis probar el arte del onigiri.
Podéis hacerlo con arroz bomba, pero lo normal es hacerlo con arroz para sushi, tal y como te contamos aquí. Una vez que el arroz está listo y tibio, ponemos parte del relleno elegido entre dos bolas y las cerramos ligeramente, poniendo después el trozo de alga nori en la parte inferior, que servirá para que no nos manchemos.
Atún, bonito, salmón, pez espada, sardina, caballa, salmonete… Los onigiri admiten prácticamente cualquier tipo de pescado, incluso en conserva, y son una forma muy divertida de comer cocina japonesa sin las complicaciones de los nigiri —que hay que hacer en pequeño formato— y que no nos exigen tampoco la destreza del corte que se necesita para el sashimi.
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