Sé que suena a la típica gochada sin sentido que vemos en vídeo virales perpetrados por estadounidenses. Sin embargo, la receta de pollo en salsa de kétchup es de origen chino y se merece con creces haber aparecido en The New York Times, donde aprendimos la primera vez la receta. La curiosidad era demasiado grande como para no probarlo, y sin duda mereció la pena.
Con unas pechugas, un buen kétchup casero o de bote de buena calidad, y pocos ingredientes más, tendremos un platazo suculento que no será muy refinado, pero te deja el estómago más que contento cuando el hambre aprieta y no hay ningunas ganas de complicarse la vida. Además es barato y puedes tenerlo en la mesa en apenas 30 minutos.
Puedes usar solo pechugas o mezcla con contramuslos deshuesados y sin piel, lo importante es cortar la carne en piezas de un bocado pero generosas, para que tengan buena textura al morder, y se empapen bien de la salsa. Primero hay que enharinar ligeramente el pollo y dorarlo bien en una sartén con aceite, para que coja saborcito y un punto crujiente por fuera, con reacción de Maillard. Se retira y en la misma sartén doramos unos ajos con guindillas o chiles, frescos o secos, antes de echar el kétchup, rascando la sustancia del fondo.
Cuando el kétchup ha reducido un poco vuelve el pollo a la fiesta y ya solo queda dejar cocinar todo unos minutos más, a fuego más suave, hasta que la carne esté cocida por dentro y la salsa en su punto. Si tienes tiempo puedes desglasar antes la sartén con un chorro de vino blanco o añadir algo de caldo para cocer el pollo más lentamente más rato, pero tal cual queda perfecto.
Con arroz blanco o un buen puré de patatas, o simplemente pan para mojar y rebañar, tienes la comida o la cena más que resuelta. Y es una receta perfecta tanto para dejar sobras y congelar o para dar de comer a un regimiento.
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