Para lamento de los míos, en mi cocina se elaboran pocos fritos. Esto no quiere decir que no me gusten, nada más lejos de la realidad. Simplemente, por salud, evito las comidas aceitosas. Aunque, de vez en cuando, qué bien sienta hincarle el diente a platos como estos flamenquines de ternera, jamón cocido y gorgonzola.
Los fritos no son malos si los tomamos con moderación. Y eso es lo que yo procuro hacer, por eso os recomiendo que probéis a hacer estos flamenquines de ternera, jamón cocido y gorgonzola para una ocasión especial. Fáciles, ricos, jugosos y muy versátiles. Podemos cambiar la ternera por otro tipo de carne y lo mismo con el jamón y el queso.
Extendemos los filetes de ternera sobre una superficie de trabajo limpia. Los estiramos todo lo que podamos, procurando darles una forma rectangular. Si lo vemos necesario, recortamos los bordes para conseguirla, con esta forma nos aseguraremos que el relleno no se sale ni entra en contacto con el aceite de la fritura. Salpimentamos.
Extendemos una loncha de jamón cocido sobre cada filete de ternera. Si quedan huecos, los cubrimos con trozos de otra loncha, es decir, los parcheamos. Cortamos el queso gorgonzola en tiras alargadas y cubrimos una franja del jamón con ellas (la más cercana a nosotros a lo ancho, como se aprecia en la imagen del paso a paso).
Levantamos el extremo del filete de ternera más cercano a nosotros y lo doblamos sobre el queso gorgonzola. Enrollamos hasta llegar al otro extremo y atravesamos con un palillo, para que no se abra. Pasamos por harina, sacudiendo el exceso, huevo batido y pan rallado.
Freímos en abundante aceite a fuego medio, volteando cuantas veces sea necesario para que se cueza igual por todos sus lados y no quede crudo en su interior. Retiramos del aceite y dejamos escurrir sobre papel de cocina absorbente, para retirar el exceso de aceite. Servimos inmediatamente y en caliente.
Con qué acompañar los flamenquines de ternera, jamón cocido y queso Gorgonzola
Acompañamos estos flamenquines de ternera, jamón cocido y queso Gorgonzola de una ensalada de hojas verdes. Son muy saciantes, de modo que no necesitan más como guarnición. La mejor hora para disfrutarlos es la de la comida, así podemos quemar el exceso a lo largo de la tarde y compensarlo con una cena ligera.
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