En España disfrutamos de pimentón de excelente calidad, como el célebre de la Vera, aunque yo barro más hacia casa y siempre tengo pimentón murciano en la despensa. Sin embargo, también me gusta disponer de la variedad húngara, conocida como paprika, ya que es el tipo que se suele usar en centroeuropa y me trae buenos recuerdos de mi familia de allí.
El sabor potente de esta maravillosa especia resulta deliciosamente embriagador, y también muy reconfortante. Los aromas que desprende al cocinarse lentamente me recuerdan inevitablemente al delicioso gulash, pero también combina de maravilla con aves. Este pollo se inspira en esos sabores para presentar una receta humilde y sencilla, pero de resultado más que solvente.
Limpiar los posibles restos de plumas y exceso de grasa de los muslos de pollo y salpimentar. Picar bien la cebolla y poner a calentar el caldo de pollo.
Echar la mantequilla en una cazuela a fuego fuerte. Cuando se haya derretido, añadir el pollo y dorarlo bien por ambos lados unos cinco minutos. Retirar y reservar.
Pochar la cebolla en la misma cazuela hasta que se transparente. Añadir el pimentón dulce, el picante y una pizca de pimienta negra, removiendo bien. Cubrir con el caldo, un poco de vino y dejar reducir unos minutos. Incorporar el pollo, tapar y dejar cocer a fuego lento unos 30 minutos.
Con qué acompañar el pollo paprika
Conviene dejar reposar unos minutos este pollo paprika de inspiración húngara antes de servir. La aromática salsa de pimentón con su punto picante combina muy bien con casi cualquier guarnición tradicional, como por ejemplo puré de patatas o un poco de arroz blanco, que absorberá de maravilla los sabores sin quitarle protagonismo.
En Directo al Paladar | Asado de pollo con paprika, champiñones y tocino. Receta
En Directo al Paladar | Lentejas de Puy al pimentón con presa embuchada: receta con el "caviar vegetal" francés