Cuando preparé la receta de la salsa de tamarindo, mi intención era darle uso para condimentar otros platos. Tal es el caso de esta deliciosa receta, un olomillo de cerdo en salsa de tamarindo, orejones y pasas que os recomiendo preparar en cuanto tengáis ocasión pues es una deliciosa propuesta con un toque oriental.
Aunque la salsa de tamarindo se puede utilizar también con recetas de pollo, pescado o para condimentar ensaladas y en muchas recetas de la cocina thailandesa y asiática, hoy la vamos a utilizar en una sencilla receta con el solomillo de cerdo, haciendo un guiso delicioso.
Además es una receta excelente para sorprender en una cena especial para vuestra pareja, debido a la originalidad de los ingredientes y por su sabor exótico que probablemente despertará vuestros sentidos.
Comenzamos cortando el solomillo de cerdo en medallones de dos cm. Con medio solomillo será suficiente para una cena para dos personas. Después doramos los medallones en la misma cacerola donde haremos todo el proceso, retirando la carne y reservándola cuando esté ligeramente marcada por su exterior.
Para hacer la base del guiso, cortamos la cebolla en juliana y la pochamos con aceite de oliva hasta que comience a cambiar de color, sin dejar que se queme. Así aprovechamos los jugos que dejó el solomillo.
Cuando la cebolla esté dorada, añadimos la leche de coco y removemos hasta que se disuelva bien. Incorporamos los orejones y pasas que habremos rehidratado en agua templada y retornamos los medallones de solomillo de cerdo.
Salpimentamos y añadimos tres cucharadas soperas de la salsa de tamarindo, dejando que el guiso cueza durante unos 5 minutos removiendo para que se integren los sabores y espese la salsa.
Con qué acompañar el solomillo de cerdo en salsa de tamarindo, orejones y pasas
El solomillo de cerdo en salsa de tamarindo, orejones y pasas es delicioso con un poco de arroz blanco como guarnición, que tomará un delicioso sabor al impregnarse con la salsa. Los diferentes sabores, el toque exótico del tamarindo y las distintas texturas resultarán inolvidables a los comensales, siendo un buena aportación para la cena romántica.
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