Esta receta de huevos a la florentina es un plato perfecto para enamorar a quienes se la prepares, ya que requiere un poco de trabajo para poder hacer tres elaboraciones diferentes, que una vez combinadas, consiguen un resultado delicioso.
Vamos a preparar unas deliciosas espinacas, un huevo poché o escalfado y una bechamel ligera para cubrir todo y gratinar con un poco de queso parmesano rallado por encima. ¿Te imaginas qué combinación de sabores y texturas?
El truco es ir haciendo las distintas elaboraciones de forma simultánea, para después poder montar el plato de manera rápida, para darle el toque final en el horno y poder llevarlo a la mesa rápidamente, para alegría de los comensales.
Ponemos a cocer las espinacas en agua abundante con un poquito de sal. Tras escaldarlas durante tres o cuatro minutos, las escurrimos bien con un colador y prensamos un poco para que se expulse el agua. Ya secas, las rehogamos en una sartén con aceite de oliva y un diente de ajo muy picadito hasta dejarlas listas. Repartimos las espinacas en dos platos.
Mientras tanto, prepararemos una salsa bechamel tradicional, algo más líquida que si fuéramos a hacer croquetas. Con 25 g de harina y 25 g de mantequilla podéis empezar con el roux para después ir añadiendo leche hasta dejar la bechamel fluida. Una vez lista, agregamos dos o tres cucharadas soperas de queso parmesano y mezclamos bien. Colocamos un par de cucharadas de la bechamel sobre las espinacas.
Mientras tanto, y ya es la última elaboración necesaria, habremos preparado dos huevos escalfados, que colocaremos sobre la bechamel, cubriendo con dos o tres cucharadas más de salsa bechamel y una abundante cantidad de parmesano rallado por encima.
Metemos en el horno, colocando el plato en la zona superior para poder gratinarlo durante tres o cuatro minutos a 230ºC para que el queso y la capa de bechamel se doren a nuestro gusto. Llevamos a la mesa inmediatamente.
Con qué acompañar los huevos a la florentina
Para acompañar estos huevos a la florentina, puedes servir unas tostadas de pan de molde, o bien unas rebanadas de pan crujiente que te ayudarán a disfrutar de la yema fluida completando así tu experiencia gastronómica.
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