La temporada de berenjenas, como la de todas las hortalizas de verano, está llegando a su fin. Pero, precisamente por esto, encontramos aún en las fruterías muy buenos ejemplares a precio de risa: es el fin del stock.
En mi caso, he tenido una sobreproducción de berenjenas en el huerto y no sabía ni que hacer con ellas. Cansado de comerlas fritas, en musaka, como baba ghanoush o alla Parmigiana (quizás mi plato favorito de berenjenas), me puse a buscar alguna otra forma de servirlas que no fuera muy compleja.
Me encontré entonces con una receta del libro Cocina Vegana, de Jean-Christian Jury, originaria de Indonesia, que encajaba perfectamente en lo que estaba buscando y que, además, me permitía dar salida también a un puñado de tomates.
Estas berenjenas con pasta de tomate picante no tienen ningún misterio, más que contar con una buena materia prima y escoger un punto de picor que se adapte a tus gustos. La pasta, además, está exquisita para acompañar cualquier otra cosa, así que no te preocupes si sobra.

Precalienta el horno a 200 ºC. Mientras se calienta, corta las berenjenas longitudinalmente por la mitad y, después, en rodajas con forma de media luna. Colócalas en una fuente y hornéalas durante 25 minutos, hasta que estén tiernas, pero no pastosas.
Mientras se preparan las berenjenas tritura en un robot de cocina o en batidora el tomate, la cebolla y el ajo pelados y picados gruesos, el azúcar, la sal y la guindilla molida (o dos o tres cayenas), junto a 60 ml de agua. Debes obtener una pasta no demasiado espesa. Sazónala al gusto con pimienta negra.
Calienta el aceite de oliva en una sartén a fuego medio y cuece la pasta de tomate hasta que espese, lo que te llevará en torno a 15 minutos.
Cuando estén listas las berenjenas y la pasta, sencillamente coloca las berenjenas en una fuente y cubre estas con la pasta de tomate. Adorna el plato con albahaca fresca picada, que le da un toque de frescor que le va de lo lindo.
Bon profit.