Elegante, fácil y sabrosa: esta receta de legumbres es la excusa ideal para coger la cuchara sin complicarte

Verdinas Con Bacalao Y Verduras
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Es muy posible que nos hayamos vuelto pijoteros y delicados con el tiempo, especialmente cuando hablamos de comer. Hemos pasado de generaciones que se alimentaron a base de legumbres, donde garbanzos y lentejas llevaban la voz de mando, a no querer ver ni en pintura a algunos de los guisos más tradicionales de la cocina española.

Entre medias, alguna excusa alegando que las recetas de legumbres exigen mucho tiempo o que son pesadas. Sin embargo, si ya estás intentando enhebrar tu próxima justificación para no coger la cuchara, sigue leyendo.

Hoy venimos a tentaros con un plato de legumbres de los que podríamos definir como finos. Si huyes de los clásicos cocidos o de los estándares de las judías con chorizo —que son bien ricos— porque te parecen densos, esta receta con verdinas te va a fascinar.

Finas como ellas solas, las verdinas son judías que no se dejan secar del todo, manteniendo un color que tira al verde claro, pero también a una suavidad y cremosidad que no suele ser igual en las judías.

Y más aún si hacemos estas verdinas con bacalao y verduras que desmontan todos los mitos habidos y por haber. Ni difícil ni pesada, esta preparación nos permite disfrutar con facilidad de un plato nutritivo y variado de cuchara con el que afrontar el frío de estos últimos remates de febrero.

Ciencia, como siempre que cocinamos legumbres, poquita. Basta con rehidratar las verdinas con un remojo de unas ocho horas y, al día siguiente, después de enjuagarlas, ponernos en marcha.

Incluimos en una misma olla grande las verdinas y las verduras troceadas, mejor en un caldo de verduras, una pizca de azafrán, pimentón y un poco de aceite de oliva. Tras la ebullición, dejamos cocer un par de horas.

Sin embargo, el toque maestro que nos recomienda nuestra compañera Liliana Fuchs está en retirar las verduras alrededor de la hora y media o dos horas. Trituramos esas verduras y las reintegramos en la cazuela, dejando cocer todo junto otra horita más.

Pasado ese tiempo, agregamos el bacalao. Si es fresco, bastará con cocinarlo un poco en la sartén antes de agregarlo en lascas a la olla. Si es salado, lo mismo, pero habiéndolo desalado previamente.

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Después solo hay que dejar que el guiso se asiente un poco, alrededor de media hora, y disfrutar con un buen pan y mejor compañía.

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