Las recetas típicas de Semana Santa tienen una base religiosa, pero también destacan por ser platos económicos y realmente ingeniosos. Hoy os traigo un ejemplo de ello, unas patatas viudas, que están para chuparse los dedos y que son la prueba de que la gastronomía que rodea estas fechas se basa en la austeridad y el aprovechamiento, pues con unos pocos ingredientes logramos una receta deliciosa, barata y perfecta para la semana santa y el resto del año como guarnición.
Las patatas viudas se llaman así, porque realmente van solas, no tienen carne y por la falta de esta se dice que por eso están "viudas". La clave de esta receta está en que las patatas estén cocidas pero no deshechas y el caldo forme una espesa salsa rojiza, de esas de toma pan y moja.
En una cazuela salteamos la cebolla picada con un poco de aceite de oliva, cuando veamos que empieza a tomar color añadimos el ajo bien picado. Cuando pasen 10 minutos rehogándose a fuego suave, le añadimos las patatas peladas, lavadas y cortadas en trozos, lo mejor es chascarlas con un cuchillo en trozos irregulares.
Dejamos que se rehoguen durante cinco minutos y añadimos el pimentón, removemos bien y cubrimos con el caldo, salamos y echamos un poco de pimienta, la hoja de laurel, unas hebras de azafrán y un poco de perejil picado, removemos y cocemos a fuego medio hasta que las patatas estén tiernas durante 20 o 25 minutos. Dejamos reposar unos minutos y servimos bien calientes.
Con qué acompañar las patatas viudas
Esta receta sencilla y tradicional de patatas viudas sirve como plato único o como guarnición para acompañar una carne asada o guisada. Servidlas con un buen vino tinto y disfrutaréis de un plato clásico, económico, pero delicioso.
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