La temporada de habas tiernas dura pocos meses y por eso hay que aprovechar cuando disponemos de ellas frescas, ya que en mi opinión resultan exquisitas, y son mucho más ligeras que en su versión seca. Pero por suerte también podemos disfrutarlas en recetas como esta ** ensalada de habas frescas con rabanitos y ventresca** utilizando la legumbre congelada o en conserva.
Con las habas frescas no hay que complicarse demasiado a la hora de cocinar con ellas, pues precisamente hay que sacar partido a lo tiernas y delicadas que son, incluso en crudo. Con un ligero escaldado se mantienen firmes y combinan muy bien con el toque refrescante y crujientes de los rabanitos crudos, que sirven de cama para una buena ventresca de bonito.
Extraer con cuidado las habas de las vainas. Poner agua a hervir en un cazo y escaldarlas durante apenas 1 minuto, algo menos si son muy pequeñas y algo más si son especialmente grandes. Escurrir rápidamente y enfriar con agua fría.
Lavar bien los rabanitos y cortar el tallo. Laminar en piezas muy finas con ayuda de un buen cuchillo. Mezclar con las habas y disponer en el recipiente en el que lo vayamos a servir.
Abrir una conserva de buena ventresca de bonito, escurrir el aceite y disponer una ración coronando los vegetales. Batir una cucharada de aceite de oliva con un chorrito de zumo de limón, pimienta negra y sal, y aliñar al gusto. Sazonar con un poco de cebollino picado.
Con qué acompañar las habas tiernas con rabanitos y ventresca
Esta **ensalada de habas frescas con rabanitos y ventresca puede ser un primer plato estupendo, o podemos servirlo como aperitivo para dos personas. Lo más tedioso es desvainar las habas, especialmente si vamos a aumentar las raciones, pero hacerlo en compañía es una tarea muy entretenida.