Durante los meses fríos comemos más legumbre de lo habitual en forma de guiso, como las lentejas guisadas. Si al menos una vez a la semana lo hacemos durante todo el año, en esta época es costumbre tomarlas más a menudo y en forma un poco más contundente, ya que el frío y las temperaturas que tenemos invitan a ello. Las lentejas con sacramentos es uno de estos platos agradecidos que sientan tan bien cualquier día de invierno.
Supongo que en cada casa se hacen diferente, porque cada cual tiene sus gustos particulares. Aunque en los ingredientes no lo indico ya que no es lo más habitual, como soy gallega, estoy acostumbrada a ponerle a las legumbres un trozo de unto, que no es más que grasa de cerdo salada que se guarda de la matanza del cerdo. Si tenéis y os apetece utilizarla, lo marcáis con las carnes y lo retiráis pasada una media hora o 40 minutos, para que el guiso no coja mucho sabor.
En una cazuela amplia calentamos un poco de aceite de oliva. Marcamos las carnes por ambos lados, menos el chorizo y la morcilla. Echamos las lentejas y rehogamos el conjunto un par de minutos. Agregamos las verduras y los dientes de ajo, una vez limpias, bien en la cazuela o en una redecilla, reservando media cebolla. Ponemos el pimiento choricero y cubrimos con agua fría. Llevamos a ebullición a fuego medio.
Una vez que el agua empiece a hervir, bajamos el fuego, pero que siga hirviendo lentamente y echamos los chorizos. Transcurrida una hora retiramos las verduras a un plato y el pimiento choricero. Pasamos las verduras por el pasapurés y las ponemos en la cazuela, y sacamos la carne del pimiento choricero ayudándonos de una cuchara y también lo echamos. Removemos meneando un poco la olla o bien con cuidado con una cuchara de palo.
Dejamos a fuego suave otra media hora más. Mientras, en una sartén con un poco de aceite pochamos la otra mitad de la cebolla muy picadita. Una vez dorada, echamos el pimentón con cuidado de que no se queme, le damos unas vueltas y agregamos la salsa de tomate. Dejamos que se haga dos minutos, retiramos y añadimos a la cazuela.
Meneamos un poco para que se mezcle, salamos y dejamos que se terminen de hacer las lentejas. Comprobamos la cocción y rectificamos de sal si fuese necesario. Justo antes de llevar a la mesa echamos las morcillas, así evitamos que se revienten. Llevamos a la mesa muy caliente acompañado de las carnes o sacramentos. Estos guisos están mucho más ricos una vez reposados, hechos el día antes de consumir.
Con qué acompañar las lentejas con sacramentos
Las lentejas caseras con sacramentos me gustan mucho más hechas del día anterior, ya que reposada tiene más sabor y más textura. Mi madre le añadía patata y unos granos de arroz, pero la verdad es que he dejado de hacerlo, creo que por comodidad, pero podéis añadirle tranquilamente si os gusta.
También se suele poner una hojita de laurel, así que si os gusta, hacedlo en vez de utilizar el pimiento choricero si en vuestra zona no hay. Si os gusta otro tipo de lenteja más grande que no sea pardina, como la castellana, por ejemplo, debéis ponerla a remojo la noche anterior y agregarla a la cazuela con posterioridad, no al principio de la cocción.
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