Como buena gallega viviendo fuera de mi región, tengo morriña, y una de las cosas que más echo de menos es una buena ración de empanada, así que entenderéis que cada poco tenga que preparar en casa esta delicia de mi tierra. En esta ocasión he horneado una empanada gallega clásica de bonito y pimientos basada en la receta que siempre se ha preparado en mi casa, pero pronto os traeré otra versión que también está de chuparse los dedos.
La empanada gallega casera no tiene mucho misterio, recordando vagamente a otras elaboraciones internacionales como la empanada venezolana. Una fina masa de empanada gallega, unos buenos ingredientes en el relleno y el éxito está asegurado. Quizá un poco de paciencia en el amasado y levado de la masa, pero poco más.
Comenzaremos haciendo el sofrito, para ello picamos la cebolla en juliana y los pimientos en trozos menudos. En una cazuela ponemos el aceite a calentar y cuando esté caliente echamos las hortalizas dejándolas pochar durante veinte minutos a fuego medio con cuidado de que no se tuesten, deben de quedar transparentes y blandas. Escurrimos el aceite del sofrito a un recipiente, dejándolo enfriar. Este se usará para elaborar la masa posteriormente.
Añadimos el tomate, si es salsa ya preparada lo dejamos cocinar unos tres o cuatro minutos, si son tomates naturales pues los pochamos junto con las hortalizas durante veinte minutos a fuego bajo. Añadimos el bonito bien escurrido de su aceite y reservamos hasta que se enfríe.
Para hacer la masa en un bol añadir la harina, desmenuzar la levadura en un lado hasta hacerla migas no hace falta disolverla en agua, y echar en el lado contrario del bol la sal. Añadimos 200 gramos del aceite del sofrito frío así como ¾ partes del agua que debe de estar tibia o a temperatura ambiente.
Mezclar con un cucharón hasta juntar los ingredientes para que se vaya formando una masa, a la que rectificaremos de agua si lo vemos necesario. Volcar a una encimera enharinada ligeramente, e ir amasando con las manos, hacer este proceso de amasado durante diez o quince minutos hasta lograr una masa con la textura aproximada a la masa de pizza o pan. Formar una bola y colocarla en un bol enharinado y tapada con un paño en un lugar templado durante una hora, hasta que doble aproximadamente su volumen.
Precalentamos el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Una vez pasado el tiempo volverla a la encimera y apretarla ligeramente con los nudillos para desgasificar. Dividiremos la masa en dos partes, las boleamos de nuevo, las dejamos reposar cinco minutos para que pierdan la fuerza y las estiraremos en dos círculos, uno ligeramente más grande que el otro. Colocamos una de las partes encima de una bandeja de horno con papel sulfurizado.
Repartimos el relleno por esta base, tapamos con la otra parte y sellamos los bordes haciendo una especie de doblez, que podemos aplastar con un tenedor para que quede más segura. Con unas tijeras de cocina abrimos un agujero en el centro que valga de chimenea y le pintamos la superficie con huevo batido y la leche. Horneamos durante cuarenta y cinco minutos o hasta que la veamos dorada.
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Con qué acompañar la empanada gallega de bonito y pimientos
La empanada gallega de bonito y pimientos por lo general se debe de consumir en el mismo día de su preparación. Aunque si no sois muchos en casa siempre podéis enfilmar parte de ella y congelarla, es tan rica que sigue estando igual de buena, y no es amor de gallega, que quede claro. Para un buen acompañamiento, unos pimientos fritos de Padrón y una buena copa de vino Godello.
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