Una buena manera de adentrarse en el mundo de las masas de pan es probando esta receta de focaccia en freidora de aire. Aunque no sea la más ortodoxa, el resultado es delicioso y es -casi- imposible meter la pata con ella. Me atrevería a decir que el éxito está garantizado.
Es perfecta para comer por sí sola, en finas rebanadas. Aunque la imaginamos abierta por la mitad, rellena (de jamón y queso, de verduras asadas o lo que más os guste) y tostada por sus dos caras...y empezamos a salivar.
El mejor momento para disfrutarla es recién hecha, pero ligeramente atemperada. Aguanta bien durante un par de días, envuelta en un paño de cocina y sin cortar. Si se reseca, se puede mojar en aceite y pasar un par de minutos por la freidora de aire para que recupere su textura inicial.
En recipiente amplio y hondo introducimos el agua y la levadura seca de panaderia. Podemos usar también levadura fresca, en este caso necesitamos el triple de cantidad, es decir, 12 gramos. Removemos bien para que la levadura se integre con el agua.
Por otro lado mezclamos la harina de fuerza con la sal y la vamos agregando al recipiente anterior poco a poco y sin dejar de remover. Obtendremos una masa muy hidratada, la dejamos reposar 15 minutos, tapando el recipiente con un paño.
A continuación hacemos pliegues en la masa sin sacarla del recipiente. Para que no se nos pegue a los dedos lo mejor es engrasarnos las manos con un poco de aceite, meterlas debajo de la masa como su fueran palas, levantarla y doblarla sobre sí misma.
Hacemos un total de cuatro pliegues y dejamos reposar la masa cinco minutos. Repetimos esta operación (pliegues/reposo) dos veces más. Al final de este proceso de pliegues y reposos notaremos que la masa se ha vuelto más manejable. La cubrimos con el paño y la dejamos fermentar una hora.
Forramos el cestillo de la freidora con papel sulfurizado, incluyendo los laterales, y lo pulverizamos con aceite. Volcamos la masa en su interior y, con las yemas de los dedos bien engrasadas, presionamos para estirarla por toda la superficie. Si la masa se resiste y se encoje, la dejamos reposar cinco minutos antes de continuar.
Pelamos y cortamos la cebolla en juliana y la repartimos por la superficie, colocando también los tomates cherry. Pulerizamos de nuevo la focaccia con aceite de oliva y programamos 35 minutos a 180ºC. Tiene que quedar dorada y crujiente. La retiramos con cuidado y ¡lista para ser engullida!
Con qué acompañar la focaccia en freidora de aire
Por sí sola, una buena focaccia básica como esta ya es una delicia que no necesita más que una buena cerveza o cualquier otra bebida fresca, ya que además es perfecta para el aperitivo. Me parece perfecta para servir en un menú de picoteo o en una barbacoa. Y apetece incluso como desayuno tardío, brunch o merienda.
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