La locura por el pan casero que agotó las reservas de levaduras e impulsores por todo el país -y medio mundo- ya parece lejana, pero no viene mal recuperar este tipo de recetas exprés que tan bien solucionan una emergencia culinaria en casa. Obviamente, no es pan-pan de verdad si entendemos como tal el elaborado con esos bichitos que fermentan la masa, pero no se puede pedir más a una receta tan fácil y con menos ingredientes.
Tan solo necesitamos harina bizcochona y leche o alternativa vegetal, pudiendo añadir otros ingredientes que nos apetezcan (como un punto más dulce, especias, semillas, frutos secos, hierbas...). La bizcochona es el equivalente al anglosajón self raising flour, con sal y levadura incorporada, muy popular sobre todo en tierras británicas, que ya explicamos cómo preparar en versión casera aquí con más detalle.
El resultado es un pan que recuerda a los tipo soda, de miga tierna esponjosa y corteza más tostada y algo crujiente, que al hornearlo en un molde rectangular resulta perfecto para cortar en rebanadas y congelarlas individualmente. Que nadie espere el mismo sabor o textura que un pan de molde auténtico, pero es ideal para tomar tostado con mantequilla y mermelada, hacer tostas saladas o convertir en sándwiches con cualquier relleno.
Precalentar el horno a 180ºC sin aire y engrasar o forrar con papel sulfurizado de hornear un molde rectangular de unos 18-20 cm de lado. Si es más grande, el pan no crecerá tanto y habrá que vigilar el horneado porque afectaría a los tiempos.
Tamizar en un recipiente la harina bizcochona (con levadura incorporada), formar un pequeño hueco en el centro y echar la leche o bebida alternativa. Dependiendo del tipo de líquido conseguiremos un pan más o menos dorado, incluso ligeramente caramelizado. Se pueden añadir semillas, frutos secos picados o hierbas frescas.
Mezclar con unas varillas suavemente hasta tener una masa homogénea, sin grumos secos. No hay que mezclar demasiado para no desarrollar en exceso el gluten, lo que afectaría a la textura. Verter en el molde, igualando la superficie con el dorso de una cuchara grande.
Hornear durante unos 35-40 minutos; si queremos una corteza menos dorada, cubrir con papel de aluminio una vez haya cogido algo de color. Esperar unos minutos fuera del horno antes de desmoldar y dejar enfriar por completo sobre una rejilla.
Con qué acompañar el pan de dos ingredientes
Como ya hemos mencionado, este "falso" pan funciona bien tanto con acompañamientos dulces, como mantequilla y mermelada, compota o miel, como con salados, por ejemplo con queso, aguacate o salmón ahumado. Si la textura o el sabor te resultan demasiado extraños -repetimos, no es pan de verdad-, prueba a tostarlo o pasarlo por la plancha. Pierde calidad con el paso de los días, por lo que recomendamos cortar en rebanadas, una vez completamente frío, y congelarlas individualmente, si no se consume en 24 horas.
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