En realidad, el nombre completo de esta rica receta sería algo así como Zwetschgen Mandel-Hefekuchen -¿no es bonito el alemán?-, una ligera variación del tradicional Streusel-Hefekuchen típico de países centroeuropeos. Es un pastel levado de ciruelas y almendras ideal para esta época de principios de otoño, cuando ya apetece encender el horno de verdad con elaboraciones reconfortantes.
A los suizos, alemanes y austriacos les encantan este tipo de masas de panadería dulzonas, que se aplanan para que no crezcan demasiado y se coronan de fruta fresca de temporada. Las frutas de hueso son las mejores, en mi opinión, aunque fuera de temporada quedan muy bien también con manzanas o peras. En lugar de usar el típico Streusel he preferido dar un acabado más ligero al pastel con una mezcla de almendras, coco y tomillo.
Comenzar calentando ligeramente la leche y mezclar en ella la levadura fresca desmigada con una pizca de azúcar. Esperar 15-20 minutos, hasta que esponje un poco. Disponer en un recipiente grande la harina de fuerza con la harina de espelta integral, la sal y el azúcar. Formar un hueco y echar la levadura; empezar a mezclar. Agregar el huevo ligeramente batido, la vainilla, la ralladura de limón y la mantequilla.
Trabajar la masa hasta que quede homogénea, tapar con un paño y esperar 15 minutos. A continuación amasar hasta que quede lisa, elástica y suave. Formar una bola y colocar en un recipiente limpio ligeramente engrasado con aceite o mantequilla. Tapar y dejar que crezca hasta doblar su tamaño.
Precalentar el horno a 200ºC y preparar las ciruelas. Lavar y secar, retirar los rabitos, sacar los huesos y cortar como más guste, en gajos o medias lunas. Deshinchar la masa, volver a formar una bola ovalada y colocar sobre una bandeja de horno engrasada o cubierta con papel sulfurizado.
Aplastar con las manos o usando un rodillo hasta dejarla fina, porque crecerá un poco de todas formas. Repartir las ciruelas por encima, apretando con suavidad. Cubrir con almendra laminada, coco rallado, tomillo fresco y azúca moreno al gusto. Hornear durante unos 25-30 minutos, bajando la temperatura a 180ºC si se dorasen demasiado rápido las ciruelas a la mitad. Dejar enfriar sobre una rejilla.
Con qué acompañar el pastel de ciruelas
Este pastel levado de ciruelas y almendras también está muy bueno todavía caliente, y aunque sabe mejor recién hecho, aguanta bien un par de días si se envuelve en plástico film. No es excesivamente dulce, por lo que puede tomarse en el desayuno o merienda acompañando el café o té. Si lo servimos como postre podemos añadir una bola de helado, chocolate caliente, salsa de vainilla o lo que nos apetezca.
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