Aviso preliminar: esta no es una receta italiana ni pretende serlo. La técnica de cocinar directamente la pasta con su salsa en la misma olla probablemente sea un invento estadounidense, con sus ventajas y desventajas, pero en absoluto pretende sustituir a la forma correcta de cocer la pasta. Dicho esto, una receta como estos tallarines con salsa de tomate y espinacas resulta muy apañada y solo necesitamos manchar una olla.
Usa si puedes una cazuela bien ancha para extender la pasta larga y que se hunda ella sola en el líquido al poner la tapa; con una olla alta simplemente tendrás que ayudarle un poco a que se sumerja la parte superior. Hemos usado tomates cherry en conserva con su jugo natural de tomate, pero puedes usar cualquier otra lata de tomate natural, procurando que sea de buena calidad. Otra opción es cocinar además unos cherrys cortados por la mitad desde el comienzo del sofrito de cebolla.
Picar fina la cebolla y los ajos. Calentar un poco de aceite de oliva en una cazuela grande y pochar ambos con una pizca de sal, unos minutos hasta que la cebolla empiece a dorarse.
Añadir el tomate con todos sus jugos, el caldo y una cantidad al gusto (pero generosa) de orégano. Remover ligeramente e incorporar la pasta a fuego fuerte. Tapar hasta que entre a ebullición y ayudar a la pasta a sumergirse, removiendo para que los extremos aún más duros superiores giren y entren rápidamente en contacto con el caldo.
Una vez esté la pasta en el fondo, tapar de nuevo y reducir el fuego a una potencia media-baja. Cocinar siete minutos, destapar y agregar un poco más de caldo o agua si estuviera demasiado seco. Empezar a echar las espinacas en tandas, removiendo para que pierdan volumen en cuanto entran en calor.
Retirar del fuego y dejar reposar unos 2-5 minutos. Si estuviera muy líquido, dar un último hervor a fuego bien fuerte. Servir con abundante queso parmesano rallado y más orégano, al gusto.
Con qué acompañar los tallarines o espaguetis
Además de más orégano y queso parmesano o similar recién rallado dispuesto en la mesa, al gusto de cada comensal, podemos darle un toque picante con unas rodajas de guindilla roja fresca bien finita. Una buena ración de pasta siempre es un plato único que nos deja bien satisfechos para la comida, y será suficiente con añadir al menú una ensalada sencilla, con un postre ligero a base de fruta o yogur.
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