Cenar brócoli quizá no suene muy apetitoso para esos insensatos que, como quien convive conmigo en casa, lo aborrecen en su forma más pura. Pero puede transformarse en toda una delicia que convencerá a todos en casa aplicando un poco de creatividad en la cocina, una actividad perfecta para el fin de semana.
Estupendas también para compartir con niños, las tortitas de brócoli son una manera diferente tanto de preparar pancakes como la propia verdura. En formato pequeño son geniales para servir en una fuente como si fueran nachos o patatas para compartir e ir mojando con un variado de salsas o dips, por ejemplo con salsa de yogur, un clásico guacamole o algo más picantón como el mojo picón canario.
También podemos servirlas coronadas con lo que tengamos por la nevera o la despensa, como unos mejillones en escabeche, algo de queso, salmón ahumado, etc. Es una preparación muy sencilla con la que, una vez tenemos la masa lista, las tortitas van saliendo casi solas usando una buena sartén antiadherente.
Prueba a añadir otras especias o aderezos a la propia masa de las tortitas, o una mezcla a tu gusto de hierbas frescas, e incluso algo de queso parmesano rallado para que sean aún más sabrosas. Lo mejor es lo versátiles que son, y te sirven tanto para un picoteo entre varios como para apañar una cena informal en casa.
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