Pese a que en los últimos meses la demanda de las carnes vegetales ha decaído, el sector plant-based no ha dejado de crecer en todo el mundo. Tras el desbocado auge inicial, el mercado se está estabilizando buscando su hueco. Paralelamente son muchos los países que ya legislan poniendo límites a su terminología, siendo Francia el ejemplo más reciente. La industria tradicional aplaude estas medidas, aunque precisamente podrían tener el efecto contrario del esperado.
Europa ya prohibió en 2017 usar términos como 'leche' o 'quesos' vegetales, y desde entonces hay un baile de enmiendas y propuestas que tratan de virar a favor o en contra de unos términos que, según el filtro con el que se miren, confunden o ayudan al consumidor en sus elecciones alimentarias.
También en Estados Unidos son varios los estados que han aprobado leyes que prohíben comercializar productos de origen vegetal con términos como 'carne', hamburguesa o perrito caliente, y algo similar ha ocurrido en Sudáfrica o Turquía. La posición de la industria cárnica en España es clara al respecto: las alternativas vegetales tienen que buscar su propia denominación.
Una oportunidad para el sector vegetal
Estas prohibiciones, sin embargo, podrían abrir un nuevo escenario de oportunidades al sector de las proteínas vegetales y de la industria alimentaria vegetariana y vegana. Así lo plantea la asociación ProVeg International, organización de concienciación alimentaria que pretende transformar el sistema alimentario mundial reduciendo el consumo de alimentos de origen animal en un 50% para el año 2040.
Para ello, ProVeg elabora extensos informes y encuestas de público y mercado para analizar la situación del sector, la implantación de los productos plant-based en diversos ámbitos y las demandas y respuestas del consumidor en casa país. Y de su último estudio extrae llamativas conclusiones.
Según este informe, las cadenas de comida rápida más populares en todo el mundo cada año incorporan más opciones vegetales en sus menús, y cada vez lo hacen con una mayor variedad. Pero las que más aceptación y demanda tienen entre sus clientes son, precisamente, los platos que no presumen tanto de lo que no son, sino que destacan lo que sí son.
En una entrevista al medio especializado de la industria Food Navitagor, Josh Bisig, director de proyectos de ProVeg, asegura que todas estas cadenas tienen aún mucho margen de crecimiento no solo aumentando las opciones vegetales, sino con nuevas estrategias en sus menús que animen a los consumidores a elegir productos de origen vegetal. Y, muy especialmente, animando a los consumidores 'omnívoros' o flexitarianos.
Según sus análisis, la población general, no necesariamente vegana o vegetariana, es más proclive a consumir de vez en cuando proteínas vegetales cuando se evitan términos como 'sin carne', 'carne vegetal', 'merlvza', 'vegano' o 'vegetariano'.
“La forma de presentar y diseñar el menú puede influir mucho en que los consumidores elijan una opción vegetal en lugar de una opción cárnica", afirma Bisig”. Es decir, alguien que sí consume carne se sentirá más atraído por una hamburguesa vegetal si esta opción evita términos restrictivos y resaltando en su lugar los ingredientes, el sabor o la forma de preparación.
Además, añade Bisig, la integración orgánica es otra clave. Es más probable que un consumidor medio, omnívoro, se plantee elegir un plato vegano de la carta si estos forman parte natural de la misma, sin relegarlos a un espacio aparte, como si fuera un nicho especial independiente. Agregar un pequeño símbolo para identificarlos, como la típica 'V' verde, es más recomendable que crear una sección separada para vegetarianos y veganos.
Del rechazo a la integración natural
Los partidarios de las restricciones de la terminología cárnica y láctea denuncian que estos términos confunden, pero las marcas y asociaciones que las defienden afirman que no hay pruebas que lo demuestren, siendo el consumidor perfectamente capaz de identificar los productos que compra. Y apelan a su derecho de poder usar el nombre que les plazca, siempre que cumplan con la denominación legal en el etiquetado.
Sin embargo, precisamente son palabras y términos como 'sin carne', 'hamburguesa vegetal' o 'nuggets veganos' los que pueden provocar rechazo en la población omnívora. Un vegetariano no necesita que nadie le convenza para consumir estos productos -más allá de su gusto personal-, pero quien habitualmente come carne sí puede precisar de un empujón que le anime a, ocasionalmente, optar por la versión vegana.
Y ese incentivo, según concluyen informes como el presentado por ProVeg, puede estar en dejar de ver el mundo vegetal como algo casi de hippies, de izquierdas o elitista. Porque, a fin de cuentas, lo que este tipo de asociaciones persiguen no es tanto convertir a todo el mundo al veganismo, sino animar a disminuir el consumo mundial de animales.
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Fotos | Freepik - ProVeg - rawpixel.com - Jannis Brandt - VeganBaking
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