Cuida de tu salud cuidando de tus bacterias

Cuida de tu salud cuidando de tus bacterias
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La flora bacteriana y su importancia en nuestra nutrición y salud, sea probablemente una de las últimas fronteras por descubrir. La realidad es que nuestros cuerpos son un conglomerado de bacterias que se han puesto de acuerdo para vivir juntas. Lejos de ser solo agentes de infecciones, la mayor parte de las bacterias coexisten en equilibrio dentro de nuestro organismo. Nuestro tubo digestivo es una buena prueba de ello.

Nuestras propias células son resultado de una simbiosis entre bacterias que se produjo hace millones de años. Lo que a una de ellas le sobraba, a otra le venía bien. Por ejemplo, las mitocondrias, unos pequeños “órganos” dentro de nuestras células y las encargadas de generar energía, son unas bacterias que en algún momento decidieron vivir dentro de otras. ¡Hasta tienen su propio ADN!

Bacterias y recién nacidos

Nacemos esterilizados. Dentro del vientre materno, nuestros tubos digestivos no tienen bacterias. Es en el momento del nacimiento cuando nos “infectamos”. Primero a través del canal del parto, e inmediatamente después a través del pezón de nuestras madres, de las manos de enfermeros, familia, amigos, etc… ¡No hay que asustarse! Si no nos infectáramos de esa forma, moriríamos. Si, moriríamos porque para poder sobrevivir nuestro organismo y más concretamente, nuestro tracto intestinal necesita de bacterias para procesar los alimentos y captar muchos nutrientes, que de otra manera sería imposible.

Esta primera infección es más importante de lo que podría paracer. Los microorganismos que la madre y el entorno trasmiten al recién nacido parecen tener una importancia crucial en su salud. También parecen estar implicados en la maduración del tubo digestivo del bebé, y puede que una inadecuada flora bacteriana sea la causa de muchos de los cólicos del lactante, que tanto sufrimos algunos padres. Digamos que la flora bacteriana de la propia madre, se transmite al bebé y que influye en su salud. De ahí que sea importante cuidar de esa flora bacteriana.

Los bebés y la flora intestinal

Se ha comprobado que la flora bacteriana de los recién nacidos no madura hasta el año, y que además, es diferente si la lactancia es de leche materna o de leches preparadas. No es descartable, por tanto, que algunos de los problemas digestivos de los recién nacidos tengan que ver con una todavía inmadura flora bacteriana.

La absorción de nutrientes y las bacterias

Uno de los aspectos claves para una buena nutrición, no es solo ingerir una buena cantidad de nutrientes, sino también ser capaz de procesarlos, y gran parte de ese procesamiento no lo podemos hacer sin las bacterias. Las bacterias juegan un papel básico en la absorción y procesamiento de los hidratos de carbono. Las distintas colonias bacterianas variarán en función del tipo de hidratos que tomemos. Por ejemplo, la inulina, presente en el ajo o el puerro, tiene un efecto prebiótico favoreciendo el crecimiento de colonias de bacterias beneficiosas.

¿Has tomado antibióticos alguna vez? Quien no. Seguro que en más de una ocasión no te han sentado bien. Esto es porque no solo combaten infecciones sino que también afectan a nuestro delicado ecosistema bacteriano. Lo peor de un antibiótico tomado sin control es que nos estamos cargando millones de bacterias beneficiosas. Al hacerlo estamos afectando a nuestra capacidad de absorber nutrientes y también a nuestra propia capacidad de recuperación. Además de para evitar que las bacterias pejudiciales se hagan resistentes, siempre hay que tomar antibióticos en su justa medida para no perjudicar a las beneficiosas.

Reforzando la flora Bacteriana

El término “flora” despista un poco y tiene su origen porque antes del establecimiento de la microbiología como especialidad propia, muchas de las bacterias eran consideradas dentro del reino vegetal, de ahí lo de “flora”. Más bien, es un ecosistema bacteriano. Cada ser humano es único en cuanto a la flora bacteriana que aloja. Dentro de nuestro tubo digestivo hay un complejo equilibrio entre millones de bacterias, ¿sabes que tenemos más bacterias en nuestro cuerpo que células humanas?

Por ejemplo, se ha comprobado que las personas con problemas de obesidad tienen una proporción más alta de bacterias del tipo firmicutes y menos del tipo bacteroidetes. De nuevo, no son solo las calorías, sino que también influye la forma en la que nuestras amigas bacterias procesan los nutrientes.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestras amigas bacterias? Dependerá mucho de cada uno. Hay personas con un buen ecosistema que no necesitarán nada. Si por ejemplo, notas que tus digestiones son pesadas, que generas muchos gases, que sientes molestias, puede ser una señal clara de que algo anda descompensado por ahí abajo. Y es ahí donde entran en juego los alimentos probióticos (aquellos que contienen bacterias vivas) y prebióticos (aquellos que promueven la proliferación de bacterias) tan de moda estos días.

Kefir

De algún modo todas las culturas ancestrales han reconocido la importancia de las bacterias en una buena nutrición. En todas ellas tenemos productos fermentados: kéfir, tofu, salsa de soja, la cuajada, quesos etc…

Mi impresión es que desde bien pronto nos dimos cuenta de que tomando ciertos alimentos que incorporan bacterias como parte de la fermentación, no solo los hacían más ricos, o les daban más nutrientes sino que además, estas mismas bacterias ingeridas nos ayudaban a equilibrar y mejorar nuestro propio ecosistema bacteriano. Puedes hacer tú mismo la prueba con kéfir. Si tienes molestias estomacales de forma habitual quizá tomar este tipo de alimentos re-equilibre tu sistema. Además, lo bueno del kéfir es que lo puedes hacer en casa con tu propia leche y sale muy barato y rico.

Estas son solo algunas de las propiedades beneficiosas de las bacterias, pero hay muchas más. Las veremos.

Imagen vía | Tim Pearce, Los Gatos en Flickr, anjuli_ayer en Flicker, Lorena
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