La mejor cura contra la resaca es evitarla. Al menos es el único remedio realmente eficaz que tenemos hasta ahora. Beber alcohol nunca es recomendable y mucho menos en grandes cantidades, pero como todos nos podemos exceder en ocasiones especiales, seguimos buscando un método para evitar, curar o reducir los efectos de las borracheras.
Y parece que hay buenas noticias en el horizonte, aunque todavía faltará tiempo para que se comercialice un remedio al que podamos recurrir como quien compra jarabe para la tos. Un nuevo estudio publicado el pasado día 7 de marzo en la revista especializada Cell Metabolism ha logrado resultados prometedores gracias a una hormona que se produce en el hígado.
Se trata, más concretamente, del factor de crecimiento de fibroblastos 21, la hormona FGF21 que muchos mamíferos, incluyendo los seres humanos, producen de forma natural en el hígado. El equipo de investigadores que ha llevado a cabo el trabajo, del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, ha descubierto que una inyección de dicha hormona ayuda a ratones a recuperar la sobriedad, evitando los efectos que causa el exceso de alcohol en el organismo.
Según ha afirmado en un comunicado el bioquímico Steven Kliewer, coautor del estudio, "el hígado no sólo interviene en el metabolismo del alcohol, sino que también envía una señal hormonal al cerebro para protegerlo de los efectos nocivos de la intoxicación, como la pérdida de conciencia y de coordinación". De este modo, al inyectar directamente la hormona FGF21 en los animales, se puede acelerar rápidamente la recuperación de la intoxicación etílica.
Se sabía ya que esta hormona es un mecanismo que tiene el organismo para defenderse de una intoxicación por etanol, una adaptación natural para hacer frente a la deshidratación, inanición y estrés metabólico. Pero ahora la clave está en la capacidad de la hormona en activar una parte específica del cerebro capaz de controlar y estimular el estado de alerta del sujeto.
El estudio consistió en administrar una dosis tóxica de etanol a ratones cuyos hígados contenían cantidades normales de la hormona y, a continuación, se les inyectó más FGF21. Esa cantidad extra de hormonas ayudó a los ratones a recuperar rápidamente la coordinación, y tardaron la mitad de tiempo en despertarse que los ratones que no recibieron la dosis añadida, los cuales además tardaron más en recuperar tanto el equilibrio como el reflejo de enderezamiento, efectos típicos de una borrachera.
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Los investigadores esperan que estos resultados ayuden a desarrollar tratamientos eficaces y rápidos contra la intoxicación etílica, evitando así incluso situaciones extremas que ponen en peligro la vida, como el coma etílico, y favoreciendo la recuperación de la conciencia y las alteraciones motoras.
Además, al ser el cerebro el principal órgano donde esta hormona tiene efectos, concluye David Mangelsdorf, que "estamos explorando en mayor profundidad las vías neuronales por las que el FGF21 ejerce su efecto aleccionador".
Imágenes | jcomp - senivpetro
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