Al leer la noticia de las sandías explosivas de China, pensé que era una broma y me reí mucho, la cosa tenía su gracia. Más tarde y viendo la repercusión que ha tenido en los medios, no he tenido más remedio que creérmelo y entonces ha sido cuando me ha empezado a dar mucho miedo.
Se barajan varias teorías del por qué está sucediendo, pero la que parece tener más fuerza es la que afirma que han estado experimentando con productos químicos para acelerar el crecimiento de la fruta. Algunos agricultores de la ciudad de Danyang, en la provincia de Jiangsui, decidieron inyectarles forclorfenurón (un acelerador de crecimiento), pero una dosis demasiado elevada, unida a un aumento de las lluvias en la zona levada provoco el crecimiento desmedido que acabó con 46 hectáreas de cultivo reventadas.
Mi miedo viene provocado por todas las preguntas que surgen ¿está permitido el uso de forclorfenurón en los cultivos? ¿dónde? ¿desde cuándo se usa? ¿llegan a nuestras mesas estos productos “engordados”? y la más importante ¿cómo afectan a nuestro cuerpo?. En el caso de ser cierta la frase “somos lo que comemos”, quizás nos estemos convirtiendo en un explosivo móvil.
Foto | monkeypuzzle
Vía | Agroinformación
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