Tanto la adicción como el uso frecuente de las redes sociales entre los adolescentes son factores de riesgo para desarrollar algún trastorno de la conducta alimentaria (TCA), siendo Instagram la más problemática. Son las conclusiones de un reciente estudio pionero en nuestro país que examina la posible asociación entre las redes sociales más comunes con enfermedades como anorexia o bulimia entre los adolescentes españoles.
El trabajo, liderado por el investigador José Francisco López Gil, ha sido publicado en la revista especializada International Journal of Mental Health and Addiction, una de las más prestigiosas del mundo en materia de psicología, y desarollado por investigadores españoles como parte del del proyecto EHDLA (Eating Healthy and Daily Life Activities, o Alimentación Saludable y Actividades de la Vida Diaria). Es el primer trabajo que indaga en esta materia dentro de la población española, atendiendo específicamente a los jóvenes adolescentes.
Para llevar a cabo el estudio se han cruzado datos obtenidos de 653 adolescentes de entre 12 y 17 años de tres centros de educación secundaria durante el curso 2021/2022, en el Valle de Ricote (Región de Murcia), un 44 % de ellos varones. Los resultados obtenidos permiten concluir que, en general, tanto el uso como la adicción a las redes sociales estaban relacionados con trastornos alimentarios en los adolescentes.
Las redes sociales difunden imágenes poco realistas que promueven la insatisfacción corporal
Según estos hallazgos, el problema principal radica en que las redes sociales, con Instagram a la cabeza, presentan imágenes que se ajustan a los estándares de belleza dominantes en la sociedad, y la continua exposición a dichas imágenes puede llevar a la comparación social, la insatisfacción corporal y los trastornos de la alimentación. Además, señala el estudio, estas redes y sus influencer promueven la llamada fitspiration o "inspiración fitness", mensajes que supuestamente difunden estilos de vida saludables pero que también pueden conducir a la insatisfacción.
La edición y manipulación de las fotografías y vídeos que se publican, por ejemplo a través de los populares filtros, no hace más que acentuar esta problemática, al transmitir una visión poco realista de cuerpos ajenos que proyectan estándares de belleza inalcanzables, generando una mayor insatisfacción personal. Según el estudio, Instagram es, por ahora, la red social que más impacto genera en la percepción de la imagen propia de los jóvenes, aumentando las probabilidades de riesgo de padecer un TCA en un 20 %, seguida de TikTok y Twitter.
Los especialistas en este tipo de trastornos llevan años alertando del riesgo potencial que suponen las redes sociales para la salud mental y los TCA, especialmente para los más jóvenes, que pasan más tiempo usándolas y son más receptivos a sus mensajes. Aunque los trastornos de la conducta alimentaria son multifactoriales, los autores consideran que los datos son concluyentes como para considerar el uso de las redes sociales como factor de riesgo para desarrollarlas.
Así, concluyen, podría ser relevante promover campañas de concienciación y prevención específicas sobre los peligros del uso excesivo de estas redes, así como su uso responsable y consciente.
COMIENDO CON MIEDO (SIN COLECCION)
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