También los temas de salud y nutrición se mueven por modas y ahora la que manda es la microbiota. Sabemos que es importante cuidar la salud digestiva y que para tenerla en buena forma son fundamentales los probióticos y prebióticos, especialmente los primeros. Puede que no tengamos muy claro qué son o para qué sirven, pero se promocionan y anuncian por todas partes con promesas milagrosas para curar todos los males. El problema es que no parece que te vayan a servir para nada.
La doctora Trisha Pasricha, médico especialista en el aparato digestivo, investigadora y profesora de Harvard, se muestra muy tajante con la supuesta utilidad de tomar probióticos. “Como gastroenteróloga, rara vez aconsejo a mis pacientes que empiecen a tomar probióticos”, afirma en The Washington Post. La mayoría de las personas que los toman están malgastando su dinero.
La experta avisa de que la industria se ha subido al carro de esta moda por la salud digestiva lanzando todo tipo de productos enriquecidos o ricos en probióticos, convenciendo a la gente de que su salud mejorará a muchos niveles. Los han convertido en un negocio muy lucrativo, pero poco basado en la evidencia. La mayoría de reclamos son falsas o vagas promesas sin respaldo científico, mientras que se pueden obtener los beneficios que prometen de una manera más sencilla. Y más barata.
Lo que Pasricha recomienda es seguir una dieta rica en fibra. “Sigue siendo una de las formas estudiadas más sólidas para promover y preservar un microbioma saludable y mejorar su salud en general”. Así, incluir alimentos ricos en fibra soluble e insoluble alimentan a nuestra microbiota, pues muchos de estos alimentos son ricos en prebióticos, que nutren a las bacterias del intestino. Y también tienen otros beneficios, como regular el tránsito intestinal, controlar la glucosa en sangre o prevenir enfermedades como el cáncer.
Una persona sana que sigue un estilo de vida saludable con una alimentación variada y equilibrada no necesita suplementarse con probióticos. No te van a hacer ningún mal, pero estarás gastando dinero para nada. Sí son recomendables en situaciones puntuales, por ejemplo durante una medicación con antibióticos, tras una enfermedad que haya afectado al sistema digestivo o en casos concretos de personas con enfermedad intestinal.
Las dietas bajas en fibra son las que provocan una pérdida progresiva de los principales grupos de bacterias y, avisa la experta, algunas no pueden volver a recuperarse nunca. Así pues, lo que recomienda es incluir en la alimentación habitual una buena variedad de alimentos vegetales ricos en fibra -verduras, frutas y legumbres-, cereales integrales, alimentos fermentados y frutos secos. “Cuanto más variada sea su dieta, más variado será su microbioma y más sano estará”.
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