Hace muchos años solía frecuentar a una adorable pareja de madre e hija, las cuales tras los postres siempre ofrecían una sesión de adivinación a través de los posos del café. A pesar de que soy bastante escéptica en estos temas, de su mano el asunto me divertía bastante, y siempre sus mensajes y predicciones estaban llenos de alegría y esperanza. A través de mi taza iban pasando todo tipo de figuras que yo nunca acertaba a ver, pero si ellas me decían que había un pájaro, un trolebús o dos cabras trepando, no les llevaba la contraria, al fin y al cabo eran encantadoras.
Al ver esta taza me han venido a la memoria; qué no hubieran dado ellas porque se les apareciera la mismísima virgen en los posos del descafeinado. Se llama Minor Miracle y no tiene otro fin que sorprender a los invitados tras el café, pues al vaciarse esta, el fondo dibuja la estampa de una virgen.
Un pequeño milagro doméstico que seguro nadie creerá, pero que servirá para animar la sobremesa. Antes de servir el café la taza se muestra limpia y blanca, es solo después del servicio cuando la imagen se revela. A medida que se utiliza, la silueta va siendo más nítida.
Vía | No puedo creer
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