Aunque tazas con diseños ingeniosos hay muchas por la red, hay algunas que son sencillamente geniales, como la taza Skyline, para desayunar con vistas a Manhattan, como si estuviéramos observando la Gran Manzana desde el otro lado del río Hudson.
Para recrear completamente el famoso skyline neoyorquino, aprovecha la bebida que vertamos en ella --ya sea té o café-- para que los edificios se reflejen en ella, como ocurre en las cientos de fotos que conocemos con esa manida pero aún así atractiva perspectiva.
La idea y el diseño es cosa de Anatoliy Omelchenko, y aunque suene contradictorio, la taza se fabrica en Alemania. Sea como fuere, una taza original y única, con la que podemos añorar y anhelar despertarnos cada mañana con esas vistas en la ventana, y no en nuestro café. También es un magnífico souvenir con el que volver de Nueva York.
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