La Rioja es un destino perfecto en cualquier época del año. Su paisaje cambia con las estaciones, pero siempre mantiene el encanto de sus viñedos interminables, sus pueblos medievales y su extraordinaria gastronomía.
Una tierra de historia y tradición, con localidades que transportan al visitante a épocas pasadas. Santo Domingo de la Calzada, con su catedral y la leyenda del gallo y la gallina, es un imprescindible. San Vicente de la Sonsierra, con su imponente castillo y vistas al Ebro, es otro de esos rincones que parecen sacados de un cuento.
O Briones, con sus calles empedradas y el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, es parada obligatoria para los amantes de la enología. Además, Logroño y Haro, dos de sus ciudades más emblemáticas, ofrecen la combinación perfecta entre historia, cultura y buen vino.
A solo 10 kilómetros de Logroño, en pleno corazón de La Rioja, se encuentra Fuenmayor. Este pueblo es una joya renacentista poco conocida, pero con un encanto especial. Su ubicación lo convierte en un destino perfecto para una escapada rápida desde la capital riojana.
Llegar es sencillo: en coche, se tarda menos de 15 minutos desde Logroño por la N-232, lo que permite visitarlo en una excursión de un día o integrarlo en una ruta más amplia por la zona. También hay autobuses que conectan Fuenmayor con Logroño, facilitando el acceso sin necesidad de vehículo propio.
Fuenmayor es un pueblo con una historia marcada por el vino. Sus calles esconden casonas señoriales, palacios y rincones con un innegable aire renacentista. La iglesia parroquial de Santa María, del siglo XVI, es uno de sus monumentos más destacados.
Su impresionante torre y la portada plateresca llaman la atención desde cualquier punto del municipio. Paseando por sus calles, se pueden ver casas blasonadas que recuerdan la importancia histórica de la localidad. Una de las más destacadas es el Palacio Fernández Bazán, un edificio que refleja la prosperidad de la zona durante los siglos pasados.
Pero si hay algo que define a Fuenmayor es su vínculo con la vitivinicultura. Aquí se encuentra Bodegas Montecillo, la tercera más antigua de La Rioja y una referencia en la producción de vinos de calidad.
Fundada en 1874, Montecillo es un nombre con peso en la Denominación de Origen Calificada Rioja. La bodega ofrece visitas guiadas que permiten conocer su historia, recorrer sus calados subterráneos y, por supuesto, catar algunos de sus vinos más emblemáticos. Es una experiencia imprescindible para cualquier amante del vino.
Más allá de su patrimonio arquitectónico y enológico, Fuenmayor es también un destino gastronómico de primer nivel. En el pueblo se encuentra el restaurante Alameda, reconocido como uno de los mejores asadores de España.
Su propuesta se basa en la cocina tradicional riojana con un tratamiento excepcional del producto. Su chuletón a la brasa es famoso en toda la región, y su carta de vinos permite maridar cada plato con etiquetas cuidadosamente seleccionadas.
La mejor época para visitar Fuenmayor depende de lo que se busque. En otoño, la vendimia transforma los viñedos en un espectáculo de colores dorados y rojizos, y es una oportunidad única para vivir de cerca la cosecha de la uva. En primavera, los campos florecen y el clima es perfecto para pasear y descubrir sus calles sin el calor del verano. En cualquier estación, el pueblo mantiene su esencia acogedora y su sabor auténtico.
Imágenes | Fuenmayor Turismo