El bar de la bohemia modernista de Barcelona que también sedujo a Woody Allen

La bohemia de cualquier movimiento artístico siempre ha tenido uno o dos restaurantes o bares como lugares en los que reunirse cuando en las ciudades hacía mucho frío y la compañía y solidaridad de otros ayudaba a estar más a gusto y a desarrollar intelectualmente las ideas más vanguardistas y originales del momento.

Así como los restaurantes Les Deux Magots o Le Moulin de la Galette en París, en Barcelona también la bohemia se reunía en un bar de inspiración parisina durante la época del modernismo allá por los últimos años del siglo XIX.

En concreto, se trata del restaurante Els 4 Gats fundado en 1897 y que se encontraban los bajos de la Casa Martí, construida por el celebre arquitecto Josep Puig i Cadafalch.

El nombre de este local surgió de una frase de despectiva que se usaba para designar al grupo insignificante de artistas que se reunían en el establecimiento, cuatro gatos, en catalán quatre gats.

Este espacio tenía originalmente una atmósfera inspirada en aquellos cafés de París, que poco a poco fue una cita para los diferentes intelectuales de la época, que se dejaron caer por el establecimiento, como Canals, Bonin, Casas, Espert, Utrillo, Pichot, Rusiñol, Nonell y Mir.

Aparte de ser un punto de encuentro para el desarrollo de las ideas más vanguardistas, este local también acogió numerosas exposiciones de importantes pintores y escultores, llamados a ser los creadores más importantes del siglo XX, como Regoyos, Nonell, Ramón Pichot, Xavier Gosé, Evelin Torent, Joseph Dalmay, Carlos Vázquez, Casagemas y Picasso.

Comida tradicional

Pues bien, este local sigue en pie y, aparte de ser una atractivo turístico por sus connotaciones culturales, entre quienes vienen a visitar el modernismo de la ciudad desde sus orígenes, hasta sus materializaciones más emblemáticas como La Pedrera, también es un lugar en el que se puede comer fantásticamente.

También Woody Allen ha sido otro de los artistas que recientemente se ha acercado a este local para exprimirlo a nivel cultural, pues este fue el plató de algunas de las escenas de su famosa película, Vicky, Cristina, Barcelona.

En el plano gastronómico, el restaurante sirve cocina catalana tradicional con algunas elaboraciones muy icónicas en su carta, como son los canelones de carne, el trinchat y los arroces, con técnicas, eso sí, actuales.

Entre su cuarentena de platos, destacan algunas propuestas como el pan de coca de vidre (el pan con tomate tal como se sirve en numerosos restaurantes catalanes), las croquetas de bacalao, la cazuela de almejas gallegas con vino blanco, todo tipo de arroces y morro de bacalao confitado, con salteado de espinacas frescas, entre otros.