Amargamente se queja el dueño de un restaurante, en una carta anónima, ante la situación por la que parece pasar su negocio: la falta de camareros. Convertido en un problema de índole internacional, no son solo los hosteleros españoles los que suelen protestar por las complicaciones de contratación.
Como era de esperar, no están solos en una tesitura que, incluso, lleva a quejas tan duras como la que ha vertido -insistimos en el anonimato- el dueño de un restaurante en la localidad italiana de Pavía, en el norte del país, cerca de la ciudad de Milán.
Publicada íntegramente en el periódico Tuttonotizie, la epístola ha generado toda una serie de reacciones en Italia, a través de las redes sociales, que se dividen entre los que entienden al hostelero y los que, en cierto modo, entienden su desgracia, pero la justifican por las condiciones habitualmente leoninas del sector.
"Comprendo que la dinámica del mundo laboral está cambiando y que los jóvenes desean, con razón, conciliar la vida profesional y la vida privada", indicaba, para después dejar claro, desde su perspectiva, qué pasará con el futuro del sector.
"Pero yo me pregunto: ¿qué será de nosotros, los restauradores, si ya no encontramos a quienes estén dispuestos a realizar un trabajo que, por su propia naturaleza, está hecho de sacrificios, tardes ajetreadas y fines de semana completos?", advertía en las páginas de Tuttonotizie.
"Escribo con amargura y cierta frustración para compartir una situación que muchos de mis compañeros restauradores viven desde hace tiempo y que amenaza con poner en jaque la capacidad de recuperación de nuestro sector", catalogaba, poniendo en valor su caso personal.
"Mi negocio, un restaurante consolidado con una clientela fiel, se enfrenta desde hace meses a una dificultad aparentemente insalvable: No encuentro camareros", ratificaba y, al mismo tiempo, abría un melón evidente.
"Me pregunto cómo se puede invertir esta tendencia. Los restauradores intentamos adaptarnos, mejorando las condiciones de trabajo, intentando que el entorno sea más acogedor e incentivador. Pero no podemos cambiar la esencia de nuestra profesión", consideraba en la misiva.
"La gente sale a cenar el fin de semana, no el lunes por la mañana. La restauración es un trabajo de servicio, y como tal requiere disponibilidad en horarios que para muchos son inhábiles", insistía, aludiendo a las intenciones de su mensaje: "Con esta carta quiero invitar a todos a reflexionar: ¿qué podemos hacer, como sociedad, para devolver la dignidad y el valor a profesiones que exigen sacrificio?"
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