Con todo lo que tiene que ofrecer Madrid en la propia capital hay que recordar de vez en cuando que también merece la pena coger el coche o un tren para conocer los fantásticos pueblos que salpican todos sus alrededores. Hay escapadas ya más que de sobra conocidas, como Chinchón o La Hiruela, pero hoy ponemos rumbo a una pequeña localidad a menos de una hora que sorprende por todo lo que tiene que ofrecer al visitante.
Su nombre es Fresnedillas de la Oliva, localidad y municipio situado en la sierra oeste de la Comunidad de Madrid, acogido por unas preciosas vistas de la Sierra de Guadarrama y de la propia capital. Es un lugar perfecto para escapar de la vida urbana y visitar también los alrededores, pues se ubica en un paraje de gran belleza e importancia natural, protegido por leyes medioambientales para la protección de aves silvestres, que, si tenemos suerte, podemos avistar, como la cigüeña negra, el águilas reales o el buitre negro.
Además de rutas aptas para toda la familia por su entorno, el propio pueblo de Fresnedillas de la Oliva tiene mucho encanto para recorrer sin prisas sus calles de piedra, donde las viviendas y edificios nos reciben con una sorpresa muy especial, la llamada 'Ruta de las casa vivas'.
Se trata de una original iniciativa impulsada por el Ayuntamiento para darle una nueva vida al pueblo y proteger y revalorizar casas abandonadas y otros edificios que estaban cayendo en desuso. La artista madrileña Elena Parlange ha decorado muchas de ellas con pinturas de escenas cotidianas, personajes entrañables y momentos de la vida tradicional del pueblo y su historia, recuperando oficios artesanales y anécdotas con las que cualquiera que haya vivido en un pueblo se sentirá identificado.
Pero este pueblo esconde otro lugar inesperado para quien se acerca a él por primera vez: el Museo Lunar. Este centro de divulgación científica, destinado para todo tipo de público y muy enfocado a atraer a familias y niños, se construyó debido a que Fresnedillas de la Oliva fue sede de la Estación Apolo de Madrid de la NASA hasta el año 1987. Esta base recibió la famosa frase que pronunció el astronauta Neil Amstrong cuando puso el primer pie en la luna, allá por 1969.
Así, como recuerdo de aquel hecho histórico y de toda la labor que se llevó a cabo en la ya cerrada base espacial, el museo ofrece una interesante visita tanto a público especializado como a quienes desean adentrarse en el mundo espacial por primera vez, con visitas guiadas, actividades, talleres y contenidos adaptados a cada grupo de visitantes. Eso sí, solo abren fines de semana y festivos, un dato a tener en cuenta.
Además, merece la pena pasarse a visitar la iglesia de San Bartolomé, la parroquia del pueblo que data del siglo XVI, y recorrer tranquilamente la ruta natural más popular de la zona, llamada 'de La Puente', de apenas tres kilómetros, llamada así por la pradera del mismo nombre por la que discurre, con el arroyo de la Moraleja que antaño utilizaban los vecinos como lavadero, refresco o riego.
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Fotos | Turismo de Fresnedillas de la Oliva - Museo Lunar
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