A la hora de planificar escapadas breves ya en verano siempre es buena idea tener en cuenta el calendario festivo de cada localidad para aprovechar los festejos que abundan en estas fechas. Tomando Madrid como punto de partida o referencia en nuestros viajes hay mucho donde elegir, saliéndonos incluso de la comunidad en apenas una hora para conocer lugares con tanto encanto y pasado histórico como al que nos dirigimos hoy.
En Guadalajara nos espera Hita, un bello pueblo que forma parte de la red de los más bonitos de España y que es un destino ideal para los amantes de la historia, de la cultura medieval y también de la naturaleza y las tradiciones populares.
Su origen se sitúa en tiempos de la dominación romana de la Península Ibérica, pues la localización geográfica ha sido clave en el desarrollo de los primeros asentamientos y construcciones que irían dando forma a la primitiva villa. El cerro de Hita constituye una atalaya natural que domina la localidad y el paisaje, y que fue aprovechado por los romanos como punto estratégico de vigilancia, posteriormente punto de comunicación y convivencia entre las culturas cristiana, musulmana y judía.
Esa multiculturalidad define la identidad de Hita y ha dejado huella en su desarrollo urbano, cultural, artístico y social. Los restos del casco histórico, incluyendo parte de la antigua muralla, fueron declarados en 1965 Conjunto Histórico Artístico, y es solo una parte del patrimonio que hace este pueblo merece la pena una visita.
El nombre de la villa ya nos da una pista sobre su personaje histórico más ilustre, el Arcipreste de Hita, a cuya figura y obra se dedica la casa museo del mismo nombre, con una especial atención hacia el célebre Libro del Buen Amor. Cerca de él encontramos las interesantes iglesias de San Pedro, de origen románico, y la mudéjar de San Juan Bautista, con unas vistas privilegiadas gracias a estar en la parte más alta del centro histórico.
Imperdibles son las bodegas y bodegos, un conjunto de galerías y estancias horadadas bajo la piedra del cerro del Castillo, que dan forma a almacenes para el vino y casas piedra donde se aprovechaba la humedad natural para refugiarse del calor y proteger las tinajas y botellas, y que sirvieron de refugio durante la Guerra Civil. Del mencionado Castillo de Hita, antigua fortaleza, quedan ruinas que conforman hoy un recinto arqueológico visitable.
Y sin duda, lo que no nos podemos perder en estas fechas es el Festival Medieval que se celebra cada año el primer sábado del mes de julio. Una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional que nos lleva a vivir todo un viaje en el tiempo llenando las calles de pendones, banderas, guirnaldas y antorchas, recreando la vida de la Edad Media en cada rincón con personajes ataviados para la ocasión.
Tradicionales secos del obrador La Cuesta.
Todo el pueblo se inunda de ese espíritu mágico medieval con trovadores, danzantes, torneos de caballeros, músicos callejeros, enmascarados y actuaciones teatrales callejeras a viva voz. Destaca además el mercado medieval con todo tipo de productos artesanos que recuperan viejos oficios y productos locales, como la célebre miel de la Alcarria, los quesos o tentadores dulces tradicionales.
En ruta por Castilla-La Mancha 1: 22 Rutas por carretera (Guías En ruta Lonely Planet)
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