En este pueblo de Cádiz está uno de los faros mejor conservados de Andalucía (y uno de sus mejores atardeceres)

Chipiona, además de ser la cuna de Rocío Jurado, es un destino perfecto para el final del invierno y la primavera

Chipiona
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Valió la pena conocerte, cantaba Rocío Jurado en su popular 'Vibro', uno de sus grandes éxitos. Y desde luego que vale la pena, y mucho, acercarse a Chipiona, la localidad natal de la cantante, y uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Cádiz.

Situado en la desembocadura del río Guadalquivir, en plena Bahía de Cádiz, y muy cerca de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona tiene a la vez ese carácter marinero, cantarín y atlántico que lo hace irresistible en cualquier momento del año, luciendo algunos de los mejores atardeceres de toda Andalucía. Lo cual son palabras mayores.

Reclamos no le faltan a Chipiona para convencer al viajero. Desde los artísticos a los arquitectónicos, pasando por los históricos y los gastronómicos, sin dejar atrás el turismo de sol y playa, esta pequeña población que roza los 20.000 habitantes censados dispara su afluencia en primavera y verano.

Motivos por los que caer en el embrujo chipionero de los últimos compases del invierno es ideal. De aquí uno no debería irse sin contemplar una puesta del sol desde el Faro, quizás la gran panorámica de la localidad.

Tampoco sin acercarse al monumental Santuario de la Virgen de Regla, que combina una arquitectura militar original con su posterior conversión a templo. Parte de esta historia, vinculada a la familia Ponce de León y a los agustinos, se escribe dentro de la Reconquista, siendo Chipiona por su ubicación un punto capital de control provincial.

El monasterio crecería más adelante, notándose herencias mozárabes en la construcción del siglo XV, y destacando en su presencia los patios. El Santuario de la Virgen de Reglas es, junto al faro, el gran atractivo turístico de una Chipiona que, sin embargo, tiene mucho más.

Istock 1716577352 El Santuario de la Virgen de Regla.

No se debe perder el foco también de una Chipiona marinera. De hecho, uno de sus grandes legados son los llamados corrales del mar, unas formaciones naturales que a través de los sedimentos que dejaron distintos moluscos fue 'cementando' parte del litoral y creando pequeñas balsas costeras. Aquí, debido a las subidas y las bajadas de las mareas, distintos pescados quedaban atrapados, siendo posteriormente capturados por los habitantes, ya desde tiempos romanos.

Arquitectónicamente, Chipiona también tiene más encantos, como el castillo de los Guzmanes o la imponente Iglesia de Nuestra Señora de la O, de perfil gótico y levantada en el siglo XVI que se iría remodelando con el paso de los siglos, como da fe la azulejería con la que se habría de complementar ya en los primeros compases del siglo XX y que dota de un estilo particular a la construcción.

Istock 1488383185 Casco histórico de Chipiona

Por descontado, la arquitectura popular chipionera, repleta de casas bajas, suelos adoquinados y paredes vestidas de blanco y albero es otro de los pequeños placeres cotidianos que recorrer en esta población andaluza que también ha hecho del vino y el pescado su razón de ser. Justa fama tiene el moscatel de Chipiona, que se trabaja con éxito en distintas bodegas como César Florido, Mellado Martín o en la propia Cooperativa.

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Gastronómicamente, el pescado manda. También el ambiente que aún se conserva en algunos chiringuitos como Casa Ricardo, el bar Las Canteras o Casa Paco. También en Nuevo Eduardo —que de nuevo tiene poco, pues abrió en 1967 y es un clásico de la zona— donde disfrutar de platos tan típicos como el menudo de chocos a pie de playa.

Imágenes | iStock

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