Castronuño, un pequeño y encantador pueblo en la provincia de Valladolid, está situado a orillas del majestuoso río Duero. Con una ubicación estratégica en el límite suroeste de la provincia, cerca de Zamora, este rincón de Castilla y León ha comenzado a destacar en el panorama turístico español.
En los últimos años, Castronuño ha ganado popularidad como destino de verano, atrayendo tanto a familias como a jóvenes que buscan diversión bajo el sol. La razón principal de este auge es su parque acuático, considerado uno de los mejores de toda España, lo que ha convertido al municipio en un imán para quienes buscan refrescarse en medio de las calurosas temperaturas del interior peninsular.
El parque acuático de Castronuño, conocido como Parque Acuático Playa de Castronuño, ofrece instalaciones modernas y atractivas. Sus amplias piscinas, toboganes y zonas de juegos acuáticos se complementan con zonas verdes donde descansar y disfrutar del sol. Desde su inauguración, el parque ha sido un éxito rotundo, atrayendo a turistas de toda España.
Este espacio no solo ha potenciado el turismo estival, sino que también ha dado un impulso económico al pueblo, creando un ambiente vibrante durante los meses de verano. Sin embargo, Castronuño no es solo un destino veraniego. Hay mucho más que descubrir en esta localidad, que ofrece a los visitantes un rico patrimonio cultural y natural durante todo el año.
Fuera de la temporada estival, Castronuño revela su faceta más tranquila y cultural. Uno de sus principales atractivos es la Iglesia de Santa María del Castillo, una edificación de origen románico que ha sido testigo del paso del tiempo y de los cambios históricos de la región.
La iglesia, ubicada en lo alto de una colina, ofrece unas vistas impresionantes del pueblo y del río Duero. Su arquitectura, sobria pero imponente, refleja la importancia que tuvo este enclave durante la Edad Media. Además, en su interior, se pueden admirar diversos elementos decorativos y artísticos que enriquecen la experiencia de los amantes del arte y la historia.
El entorno natural de Castronuño también es un gran atractivo para quienes buscan una conexión más profunda con la naturaleza. A lo largo del río Duero, se extiende la Reserva Natural de las Riberas de Castronuño-Vega del Duero, un espacio protegido que abarca una rica biodiversidad de flora y fauna. Este paraje natural es ideal para los amantes del avistamiento de aves, ya que en la reserva habitan numerosas especies, algunas de ellas en peligro de extinción.
Entre las más destacadas se encuentran la cigüeña blanca y el aguilucho lagunero, que utilizan la zona como refugio y lugar de cría. Pasear por los senderos que bordean el río ofrece una experiencia única, donde el canto de las aves y el murmullo del agua se fusionan para crear un ambiente de serenidad y belleza.
Las rutas senderistas en Castronuño son otro de los grandes atractivos del pueblo. Los senderos están perfectamente señalizados y adaptados a diferentes niveles de dificultad, lo que los convierte en una opción accesible para todo tipo de excursionistas.
Entre las rutas más conocidas se encuentra la que recorre la ribera del Duero, una caminata que permite disfrutar de los paisajes ribereños y la vegetación autóctona. Los paseos por estos parajes permiten descubrir no solo la belleza natural de la zona, sino también su relación con la vida y las tradiciones de los habitantes del lugar. Durante el recorrido, es posible encontrarse con pequeñas bodegas familiares, muchas de ellas abiertas al público para degustar los vinos locales, que han comenzado a ganar reconocimiento por su calidad.
Las bodegas de Castronuño son, sin duda, otro de los grandes secretos del pueblo. Aunque el parque acuático acapare la atención durante los meses de calor, los enoturistas encuentran en este pueblo una parada obligatoria en su recorrido por la Ribera del Duero.
Las pequeñas bodegas familiares, algunas de ellas con siglos de antigüedad, ofrecen la oportunidad de degustar vinos elaborados con pasión y tradición. Las visitas guiadas permiten conocer el proceso de producción, desde la vendimia hasta el embotellado, en un entorno rural que respira autenticidad.
Además, muchas de estas bodegas ofrecen maridajes con productos locales, como quesos y embutidos, que convierten la experiencia en un festín para los sentidos. También, si pasamos por aquí, no dejemos de lado la curiosa pastelería Xokoreto, una de las grandes sorpresas del pueblo.
Además del vino, la gastronomía local de Castronuño merece una mención especial. Los restaurantes del pueblo ofrecen platos tradicionales de la zona, como el lechazo asado, los pichones y la sopa castellana, recetas que forman parte de la herencia culinaria de Castilla y León. En otoño e invierno, estos platos se disfrutan en un ambiente más recogido y familiar, cuando el turismo masivo ha dado paso a una calma que permite saborear cada momento con tranquilidad.
Imágenes | Turismo Castronuño