El éxito de series como Succesion o The White Lotus demuestra que nos cautiva el mundo paralelo en el que viven los ricos. Ya no es tanto envidia -que también-, sino esa fascinación por el estilo de vida totalmente ajeno a la realidad que exhiben aquellos privilegiados que ya nacieron heredando la fortuna familiar. Pijos de abolengo acostumbrados a salas VIP exclusivas, o que ver normal apoquinar 85 euros por una cesta de verduras crudas con un huevo duro.
A cualquier viajero del pueblo llano le preocupa escoger con cuidado dónde comer en sus vacaciones, especialmente en el extranjero, pues todos somos conscientes de las trampas para turistas que pueden darnos más de un susto. No es el problema de la gente adinerada, acostumbrada a permitirse cualquier extravagancia sin filtro. Así, cuando un restaurante infla los precios de manera escandalosa, casi hay que aplaudir a sus responsables si encima trolean sin pudor a su exclusiva clientela.
Porque, por mucho que un restaurante esté en un destino turístico de lujo, en un entorno privilegiado con vistas de ensueño y trabaje con ingredientes de primera calidad, cobrar 65 euros por una pizza minúscula o 53 euros por una hamburguesa corriente, es aprovecharse del nivel adquisitivo de tu clientela. Y presentar una selección de crudités como entrante por 85 euros, directamente es pasarse el juego de los restaurantes para pijos.
@snackeatingsnackss
Es lo que ofrece el restaurante La Guérite Beach situado en la bahía de Saint Jean, en la isla de San Bartolomé, Saint Barth, en las Antillas francesas del mar Caribe. Un destilo paradisíaco de lujo frecuentado por viajeros acostumbrados a todo tipo de comodidades, pero también sin mucho filtro. Porque una cosa es poder permitirte un menú degustación de estrella Michelin, y otra derrochar en platos absurdos.
El creador digital Kevin Escalera, de Miami, al menos parece ser consciente del desproporcionado precio de la cesta en cuestión al compartir la experiencia de su degustación en sus redes sociales, bajo el nombre @snackeatingsnackss. En el vídeo, le vemos compartir mesa en la solicitada terraza de La Guérite, repasando rápidamente la carta y mostrando diferentes platos del menú, comentando que sí, son caros, apelando a los típicos ingredientes que suelen sobrar pero engordan los precios: trufa negra, Wagyu, Black Angus, etc.
Los 85 euros de los crudités llaman, sin embargo, la atención por encima de todo lo demás, pero no parecen amedrentar a los clientes del restaurante, a juzgar por el desfile de cestas que pululan por las mesas. Escalera nos enseña su contenido: verduras y algunas frutas apenas preparadas o directamente enteras sin cortar, como pimientos crudos, apio, col lombarda, lechugas o tomates. Acompañadas de huevo duro sin pelar y un par de salsas servidas aparte, en cantidades irrisorias.
El influencer prueba un poco de todo con cierto humor y esa cara de quien sabe que ha sido estafado, pero lo acepta con resignación. "Esto podría ser lo más escandaloso que he pedido en un restaurante", comenta en su publicación de Instagram. Los demás clientes que disfrutan de su cesta no parecen inmutarse lo más mínimo. Es esa realidad paralela de los ricos.
Imágenes | @snackeatingsnackss
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