Viajar es un placer. O no. Todo depende de los ojos con los que se miren y también de cuánto o cómo debamos sudar para visitar algunos de los monumentos más icónicos del mundo.
Lo que sí es cierto es que en un mundo que se empeña en convertir sus vacaciones en una auténtica maratón, hay algunos destinos que son especialmente ingratos o incómodos para la forma física de los que allí llegan.
Luego aparecen los lamentos, claro; los clásicos 'nadie dijo que tenía tantas escaleras' o 'al menos podrían haber puesto un ascensor' se solapan en las redes sociales, puntuando con ceros y unos a atracciones turísticas que rara vez surgieron como tal.
Sucede con catedrales y mezquitas, pero también con miradores, castillos, torres e incluso rutas al aire libre de las que luego muchos viajeros protestan con vehemencia por llevarlos al límite de sus capacidades.
Tanto que la empresa PureGym ha elaborado un ránking de los 25 destinos turísticos más exigentes físicamente y sí, hay tres españoles en la lista. No salimos especialmente malparados, pero aparecer sí aparecemos. Algunos de los parámetros que han tenido en cuenta para confeccionar la lista es prestar atención a, por ejemplo, el número de peldaños que se deben subir para vivir la experiencia completa.
También han incluido el cambio en la altitud que se haya podido producir, así como la temperatura media local, creando un índice sobre 100 puntos en el que, a más puntos, más complejidad física.
Según este parámetro, el 'monumento' más duro del mundo son las Escaleras Flørli, en Noruega, que necesitan hasta 4.444 peldaños para descubrirlas por completo y presentan una tasa de elevación de 750 metros. Todo ello para desvelar las escaleras de madera más largas del mundo. No solo eso, también es estrecha y empinada. De hecho, es una atracción que no se recomienda a todos los públicos, ni por condiciones cardíacas ni por motivos de vértigo.
A partir de aquí, casi todo es más amable. Aunque también el podio se las trae. El segundo puesto es para la Pendiente Manitou, en Estados Unidos, una ruta senderista que obliga a subir unos 2.800 peldaños en apenas 1.100 metros, con una elevación de 613 metros.
Ya como construcción oficial, encontramos la tercera posición con el Castillo Poenari, en Rumanía, que fue la residencia del temible Vlad Tepes –en el que se basaría la leyenda de Drácula– y cuyo ascenso exige subir casi 1.500 peldaños.
Vistas estas complicaciones, las tareas en España, según la lista de PureGym, son bastante más amables. El Parque Güell, en Barcelona, aparece como séptimo de la lista, destacando sus casi 2.000 peldaños.
Ya lejos, en la decimotercera posición, aparece la Catedral de Sevilla y su respectiva Giralda, que con 700 escalones y 97 metros de elevación supone otro reto para las piernas de quien se atreva con ella. Por último, si seguimos en España, el ránking incluye a la Sagrada Familia con algo más de 500 peldaños y una elevación máxima de 60 metros si se quiere disfrutar en plenitud.
Imágenes | Flørli.no
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