Puede que la memoria, cuando hablamos de llenar la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, nos haga pensar en Fallas, Mascletá y Nit del Foc. Sin embargo, no es la única fecha marcada en rojo en el calendario valenciano.
Valencia, la tierra de las flores, del color… y del arroz. Que nos perdone el maestro Agustín Lara, que puso letra como nadie a lo que significa la capital del Turia y que en 2024, por cuarta edición consecutiva, ha vuelto a poner en el mapa al arroz más allá de los confines de la Comunitat Valenciana.
Tastarròs, un festival con todas las letras donde más de 50 restaurantes han ejercido su magisterio arrocero, salpicado de música y ponencias, ha puesto el broche de oro a una exitosa convocatoria con el premio al Arrocero del Futuro.
Un galardón que ha recaído en el chef del restaurante madrileño Adaly. Aquí oficia el getafense Eduardo Guerrero, forjado en las cocinas de El Bohío (el estrella Michelin de Pepe Rodríguez, presentador de MasterChef), y que ha conquistado a un jurado profesional con un arroz seco de codorniz, utilizando la variedad albufera, y donde ha dispuesto además colmenillas rellenas del menudillo de la codorniz, además de las pechugas. Además, pronto lo colocará en carta.
Compitiendo con otros siete chefs, incluyendo algunos procedentes de la Comunitat Valenciana, Guerrero fue de los pocos que se atrevió a jugar la baza del arroz seco. Una rareza, viendo los otros siete concursantes, donde las presentaciones melosas ganaron por goleada.
No es tampoco la primera vez que un chef madrileño se lleva el gato al agua. Ya en 2023, el cocinero Carlos Griffo, del restaurante Quinqué, hizo lo propio conquistando al jurado con un arroz de pichón con trompeta de los muertos y salsa de mistela con naranja sanguina.
Tastarròs, que ha vuelto a ser un éxito de público, ha congregado durante dos días a más de 40.000 visitantes que han podido degustar cerca de 18.000 raciones de arroz, provenientes de ese medio centenar de restaurantes que han dado fe de que el mundo de la arrocería valenciana es mucho más que la paella.
También, como explica Santos Ruiz, gerente de la DO Arròs de Valencia, cuyo sello permite conocer que el arroz es puramente valenciano, "en conocer que hay muchas formas de entender el arroz más allá de la paella". También en hacer didáctica de lo que significa este cultivo, no solo en lo gastronómico y lo cultural, sino también en lo medioambiental.
"El arrozal es lo que permite que el Parque Natural de L'Albufera de Valencia siga existiendo tal y como lo conocemos", aclara Ruiz, defendiendo la intervención humana en determinados parques naturales europeos que "son de por sí muy atropizados y condicionados por la mano del hombre".
Con la presencia de algunos estrella Michelin valencianos en la fiesta como Begoña Rodrigo, de La Salita; Vicky Sevilla, de Arrels, o Luis Valls, de El Poblet, la cuarta edición de Tastarròs ha vuelto a demostrar que pocos imanes hay más potentes para el turista y para el valenciano que reunirse en torno a una paella, independientemente del arroz que se cocine.
Todo en una iniciativa que cuenta con el apoyo europeo del programa EU Rice, que desarrollan de manera conjunta una asociación griega y el Consejo Regulador de la DOP Arroz de Valencia, cuya finalidad es informar al consumidor y garantizar que los arroces que se producen en Europa cumplen con las normas sanitarias y medioambientales comunitarias.
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