Igeretxe, una brasserie a pie de playa

Habitualmente no vamos muy a menudo a este tipo de restaurantes, aunque hace unos días, aprovechando una celebración, nos interesamos por Igeretxe, una brasserie a pie de playa, en Getxo. Este hotel restaurante abrió de nuevo sus puertas, de la mano de tres hermanas, hace muy poco, en mayo de este año.

Después de varios años cerrado, este emblemático edificio que cuenta a sus espaldas con más de cien años de construcción, y que en su día albergó una casa de baños y un casino, vuelve totalmente renovado, diferenciando cuatro espacios en sus instalaciones.

Por un lado está la parte del hotel, que aunque no muy grande, me encantaría disfrutar, sólo por apreciar las excelentes vistas a la playa de Ereaga. Por otro lado tenemos tres estancias diferenciadas, el café La Veranda, una cafetería en donde tomar cualquier tipo de bebida se convierte en un placer por su amplia terraza y deliciosas vistas.

El Bar Afterwork un espacio pensado para picotear o tomar algo relajado después de trabajar, en el que puedes cenar de manera informal, en el interior o al aire libre, a base de ensaladas tablas, risottos, sushi o unos deliciosos postres.

Y la tercera zona es La Brasserie, donde se sirven almuerzos y cenas con especialidad en carnes y pescados a la brasa. El acceso al restaurante brasserie está en un lateral del edificio rodeado de un cuidado jardín.

Nada más entrar me llamó mucho la atención la decoración del local. Amplios ventanales que convierten el comedor en un espacio lleno de luz, productos frescos como verduras, hortalizas y frutas, estratégicamente colocadas en cestos y jarrones, forman una clásica, y a la vez moderna decoración.

La cocina se encuentra dividida en dos parcelas, por un lado está la cocina donde se elaboran los platos clásicos, y por otro la brasería. Ambas abiertas a los comensales, algo que cada vez se observa más hoy en día, y un detalle que me gusta.

Una vez sentados en la mesa, nos trajeron la carta, no sin antes tener que esperar un rato. Es cierto que el comedor estaba lleno, pero considero que no había muy buena organización a la hora de atender a los clientes. Generalmente cada camarero tiene asignadas unas mesas y en este caso no era así, por lo que no existía buena coordinación en el servicio.

La carta es amplia y variada. Nos decidimos para empezar por una terrina de foie de pato con jaleas dulces y pan de pasas. El foie estaba exquisito, lo habían marcado, y el resultado caramelizado nos encantó a todos. El pan de pasas sin embargo, no me sorprendió ya que es el mismo que utilizo en casa y me parece correcto, no excepcional.

Seguimos con unas almejas a la marinera. Las presentan con una salsa de pimentón, como estamos acostumbrados a hacer en Galicia. Aquí generalmente presentan las almejas en una especie de salsa verde, así que por mi parte encantada. La salsa estaba espesada con un poco de pan rallado, y aunque prefiero que se utilice harina, las almejas estaban deliciosas.

El tercer entrante que pedimos para compartir, fueron unas acelgas rellenas de cebolla glaseada, yemitas de trigueros y jamón, napadas en salsa de mosto. Todos coincidimos en que este es el plato estrella de todo lo que probamos. Estas pencas rellenas son absolutamente perfectas. En su interior, a la cebolla glaseada añaden un poco de queso, y el conjunto del entrante, aunque pueda parecer lo contrario, es muy suave, no se hace pesado. Tenéis que probarlas.

Después de una larga espera, que se nos hizo interminable, nos trajeron el plato principal. Hubo variedad en cuanto a la elección, aunque todos coincidimos en pedir pescado. Cocochas de merluza el pil-pil, chipirones encebollados, centro de rape a la brasa con verduras y refrito, y para compartir entre dos personas, besugo a la parrilla.

El besugo fue mi elección. Nos trajeron la pieza entera a la mesa, el camarero lo limpió y repartió entre los dos platos. Estaba perfecto, en su punto de cocción, muy jugoso y con el refrito de ajo y guindilla y las patatas panadera al horno, delicioso.

Aunque las raciones son abundantes, somos muy de postre, sobretodo yo, que ya ojeo en la carta desde el minuto uno qué me voy a pedir al final de la comida. Me decidí por el brownie de chocolate y nueces con helado y crema de vainilla. Una ración perfecta para no resultar excesivo con la que cerramos nuestra visita al restaurante.

Personalmente me encantaría volver a Igeretxe. Un restaurante que está en una zona fantástica, a pie de playa y con una cocina de esta calidad. Me gustaría que se mejorase la atención, aunque creo que todo fue fruto de un mal día y de una apertura reciente.