La provincia de Burgos es un tesoro para los amantes del turismo cultural y gastronómico. Con una historia rica y una cocina que deleita a los paladares más exigentes, esta región es ideal para una escapada con encanto. La ciudad de Burgos, con su imponente catedral gótica y su vibrante ambiente histórico, es una parada obligatoria, al igual que Aranda de Duero, epicentro de la Ribera del Duero y un destino imprescindible para los amantes del vino.
Pero entre ambas localidades, se encuentra Lerma, un pueblo incluido en la red de Los Pueblos más Bonitos de España, que se presenta como un refugio perfecto para desconectar un fin de semana.
Lerma está situada a unos 200 kilómetros al norte de Madrid, lo que la convierte en un destino ideal para una escapada corta. Desde la capital, se puede llegar en poco más de dos horas en coche por la A-1, disfrutando de un trayecto que cruza hermosos paisajes de la meseta castellana. Para quienes prefieren el transporte público, existen autobuses directos que conectan Madrid con este encantador pueblo burgalés.
Este lugar destaca por su arquitectura barroca, perfectamente conservada, que refleja el esplendor de su época dorada en el siglo XVII. Fue durante este período cuando el duque de Lerma, valido del rey Felipe III, transformó la villa en un símbolo de poder y magnificencia. El epicentro de este esplendor es la Plaza Mayor, una de las más grandes de España en su categoría, rodeada por edificios históricos que nos transportan al pasado.
Colegiata de San Pedro. ©Turismo de Burgos.
Una de las joyas de Lerma es el Palacio Ducal, que hoy en día funciona como el Parador de Lerma. Este edificio, construido por el arquitecto Francisco de Mora en el siglo XVII, fue concebido como residencia para el duque de Lerma y como alojamiento para la corte real en sus visitas al pueblo.
Su imponente fachada de piedra, sus arcadas y su majestuoso patio central son un ejemplo sublime del estilo herreriano. Alojarse en este parador es una experiencia única, ya que combina el lujo moderno con el encanto histórico, permitiendo al visitante descansar en habitaciones que una vez acogieron a nobles y dignatarios.
Pasadizo del Duque. ©Cit Lerma.
Además del Palacio Ducal, Lerma ofrece otros puntos de interés que vale la pena explorar. La Colegiata de San Pedro, de gran valor arquitectónico y artístico, es un templo majestuoso que alberga importantes obras de arte sacro. Los monasterios de Santa Teresa y la Ascensión del Señor son otros ejemplos de la riqueza espiritual y cultural de la villa.
Setas a la parrilla. ©Fonda Asador Caracoles.
Pasear por sus calles empedradas es una delicia en sí misma, con vistas a las colinas ondulantes de la ribera del Arlanza. A pocos kilómetros, se encuentran bodegas tradicionales donde se pueden degustar los vinos de la región, conocidos por su calidad y carácter.
Y, por supuesto, no se puede visitar Lerma sin probar el famoso lechazo asado, una especialidad local que se prepara en hornos de leña y que es una auténtica delicia gastronómica. En los restaurantes del pueblo, como el Asador de Lerma o el Asador Caracoles se sirve este plato en su máxima expresión, que se recomienda regar con vinos de la denominación de origen Arlanza.
Lerma no solo es un destino para relajarse y disfrutar del patrimonio histórico y culinario, sino también un excelente punto de partida para explorar los alrededores.
Muy cerca se encuentra el Parque Natural de las Hoces del río Duratón, ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo. También se pueden visitar otros pueblos cercanos, como Covarrubias o Santo Domingo de Silos, que comparten el encanto castellano de la zona.
Imágenes | Turismo de Burgos / Spain.info / Oficina de Turismo de Lerma / Fonda Asador Caracoles
