Es habitual pensar que los pueblos pesqueros más bonitos de Cataluña se concentran en la Costa Brava, con destinos como Cadaqués, Calella de Palafrugell o Tossa de Mar encabezando las listas de favoritos. Con su combinación de casas encaladas, calas de aguas cristalinas y un encanto mediterráneo que parece detenido en el tiempo, estos lugares han capturado la imaginación de visitantes de todo el mundo.
Sin embargo, en el sur de Cataluña, más allá de los límites de la Costa Brava, la Costa Dorada esconde pequeñas joyas menos conocidas pero igualmente fascinantes. Una de ellas es el Roc de Sant Gaietà, un singular pueblo de pescadores que apenas figura en los itinerarios turísticos pero que merece toda la atención.
Ubicado en el municipio de Roda de Berà, en la provincia de Tarragona, el Roc de Sant Gaietà no es un pueblo tradicional, sino una curiosa urbanización construida en los años 60 que reproduce con mimo la esencia de un pueblo mediterráneo.
Este lugar, diseñado desde cero, destaca por su mezcla de estilos arquitectónicos, que incluyen detalles románicos, góticos y árabes, en una suerte de collage artístico que convierte cada rincón en una sorpresa. El pueblo, que asoma directamente al mar, es una obra de arte viviente que National Geographic ha destacado por su peculiaridad y su belleza pintoresca.Llegar al Roc de Sant Gaietà es sencillo.
Está situado a unos 20 kilómetros al noreste de Tarragona y a poco más de una hora en coche desde Barcelona, siguiendo la AP-7 o la N-340. También es posible llegar en tren, ya que Roda de Berà cuenta con una estación cercana conectada con las principales líneas de cercanías.
La cercanía con otras atracciones turísticas, como el majestuoso arco de triunfo romano de Roda de Berà o las largas playas de arena fina de la Costa Dorada, hacen de este destino un plan perfecto para una escapada de un día o un fin de semana. La historia del Roc de Sant Gaietà es parte de su encanto.
A diferencia de los pueblos de pescadores tradicionales que crecieron de manera orgánica con el tiempo, este lugar fue concebido como un proyecto arquitectónico y paisajístico a modo de urbanización de lujo. Sus creadores se inspiraron en los estilos típicos del Mediterráneo para levantar un espacio que combinara la tranquilidad costera con la elegancia artística.
El resultado es un enclave que parece un museo al aire libre: arcos de piedra, calles estrechas, fuentes ornamentales y patios con encanto se mezclan con miradores que ofrecen vistas espectaculares al Mediterráneo.
El corazón del Roc de Sant Gaietà es su paseo marítimo, un lugar ideal para pasear sin prisas mientras se disfruta del sonido de las olas y la brisa marina. Aquí encontrarás pequeñas tiendas de artesanía, cafeterías y restaurantes que ofrecen especialidades locales, como el suquet de peix o los arroces marineros. Es un lugar que invita a desconectar, con rincones perfectos para sentarse y simplemente disfrutar del paisaje.
Además, el pequeño puerto deportivo añade un toque pintoresco, con barcas de pesca amarradas que recuerdan la esencia marinera de la región.Para los amantes de la naturaleza, los alrededores del Roc de Sant Gaietà ofrecen varias rutas de senderismo que recorren la costa, permitiendo explorar calas escondidas y acantilados que regalan vistas espectaculares del litoral.
En verano, las playas cercanas son perfectas para un chapuzón o para practicar deportes acuáticos como el paddle surf. Pero la magia del lugar no se limita al buen tiempo: en otoño e invierno, el Roc de Sant Gaietà se transforma en un remanso de paz, ideal para quienes buscan evitar las multitudes y disfrutar de la tranquilidad costera en su máxima expresión.
El mejor momento para visitar este peculiar pueblo depende de tus preferencias. Si buscas disfrutar del clima mediterráneo en su esplendor, los meses de primavera y verano son ideales, con días largos y soleados que realzan el azul del mar y el blanco de las casas. Sin embargo, el otoño y el invierno ofrecen una experiencia diferente pero igualmente encantadora, con una atmósfera más serena y la oportunidad de recorrer sus calles casi en solitario.
El Roc de Sant Gaietà es un ejemplo perfecto de cómo la Costa Dorada puede sorprender a quienes se atreven a mirar más allá de los destinos turísticos tradicionales.
Este rincón singular, con su mezcla de arte, arquitectura y naturaleza, es un recordatorio de que la belleza puede encontrarse tanto en lo auténtico como en lo creado con propósito. Si buscas un lugar especial que combine el encanto de un pueblo pesquero con la originalidad de una obra arquitectónica, este rincón de Tarragona es una visita obligada.
Imágenes | Roda de Bera
En DAP | Al menos una vez en la vida: cuatro balnearios españoles a los que ir para descansar y desconectar