En este parque temático no hay montañas rusas, ni norias, ni sillas voladoras, ni carruseles. No se escuchan los típicos chillidos provocados por la liberación de adrenalina o el terror ante una caída libre de decenas de metros, pero el griterío de fondo es constante. Un alboroto copado por voces infantiles que denotan emoción y nerviosismo, no derivado de atracciones mecánicas, sino por la excitación que provoca el sistema capitalista. Bienvenidos a Micropolix, donde los niños aprenden a ser adultos.
Situado en San Sebastián de los Reyes, a menos de 20 km de la ciudad de Madrid, Micropolix se presenta como "una ciudad infantil dedicada al ocio educativo" donde los más pequeños de la casa pueden experimentar en primera persona cómo funciona la vida de los mayores actuando como adultos en sociedad. Una sociedad urbana y capitalista, donde el dinero juega un papel primordial.
Suena un poco pesadillesco desde la perspectiva adulta, pero en este inmenso parque cubierto todo está diseñado para el disfrute infantil y se plantean todas las actividades como un gran juego dividido en diferentes espacios y temáticas. De hecho, los mayores tendrán poco que hacer por su cuenta, aunque la organización ha procurado darles algo que hacer mientras los peques más independientes juegan a su libre albedrío, como pilotar un dron virtual o montar un quad.
Este original parque de ocio está formado por un gran recinto cubierto de más de 12.000 metros cuadrados con 30 módulos tematizados formando una especie de ciudad, con actividades dirigidas para niños de 4 a 14 años, algunas de las cuales también permiten la participación de los mayores, llamados turistas. Nada más acceder, cada niño recibe un pasaporte, un mapa de la ciudad y 50 Eurix, la moneda oficial del parque, que deben aprender a gestionar como si fueran adultos en la vida real.
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En Micropolix pueden jugar a ser periodistas, bomberos, policías, pilotos, banqueros, veterinarios o médicos, aprenden a gestionar el reciclaje urbano o descubren cómo funciona un supermercado o un estudio de televisión. También pueden vivir la experiencia de sacarse el carnet de conducir, hacer la compra o acudir a una oficina de empleo. Cada actividad tiene una duración distinta determinada, con diferentes roles a desempeñar y permite ganar o perder dinero. Como en la vida real.
Aunque ya hemos comentado que pueden acceder peques desde los cuatro años, siempre acompañados de un adulto, las reseñas de los visitantes suelen comentar que disfrutan mucho más los más mayores, a partir de unos 8 o 9 años, cuando son capaces de comprender mejor todos los juegos y se toman más en serio lo de convertirse en adultos responsables -o no- por unas horas.
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Dentro de Micropolix hay un restaurante, una cafetería y una tienda de gominolas, y solo dejan acceder con botellas de agua de hasta 500 ml por motivos de seguridad. Y aunque no todas las actividades son accesibles para personas con discapacidad física o problemas de movilidad, desde la organización aseguran de intentar facilitar el acceso a todo el mundo al mayor número de espacios posible.
El precio de la entrada varía desde los 9,50 euros -adultos y seniors en horarios reducidos- hasta los 19,95 euros, según el día y horario. Los bebés hasta tres años entran gratis.
Imágenes | Micropolix