En España compartimos el privilegio de disfrutar de un litoral costero único con Portugal, donde el turismo de playa también es uno de sus grandes atractivos y aún acoge rincones sin masificaciones donde prevalece el respeto por el medio natural. Son nuestros vecinos quienes tienen, además, la playa más larga de toda Europa, unos 65 kilómetros ininterrumpidos de arena bañada por las olas que son un verdadero paraíso para quienes busquen descanso y naturaleza marina en su esplendor.
Se trata del tramo de playa que tiene a la Península de Tróia como centro principal, pero que abarca aún más territorios al extenderse desde la ciudad de Sines, en el sur, en el Alentejo, hasta aproximadamente la localidad de Setúbal, en la ribera septentrional del estuario del Sado, ya en el distrito de Lisboa. Más de medio centenar de kilómetros de arena que atraviesan distintas zonas rodeadas de parajes naturales al abrazo del Atlántico, y que ni siquiera en la temporada alta del verano se llega a masificar, gracias a en parte a su extensión y también por la protección del medio.
Así, este gran arenal concentra en unos 15 kilómetros el tramo de mayor atracción turística, salpicado incluso en los meses de julio y agosto de espacios muy tranquilos en las playas más escondidas intermedias, pues el desarrollo hostelero se concentra en áreas muy concretas y sin llegar aún a haberse descontrolado. No en vano es un destino popular de familias ricas y personalidades conocidas de la sociedad portuguesa.
Apenas destaca un gran hotel de más lujo en la Marina de Tróia con un casino, en cuyo puerto marino amarran yates y embarcaciones de recreo, pero estas playas ofrecen, sobre todo, descanso, baño, tranquilidad y largos paseos por la limpia arena fina.
Este arenal se divide en sucesivas playas en su mayoría protegidas por el paisaje escarpado de la sierra que acompaña el litoral en su recorrido, facilitando que se trate de playas que parecen a menudo casi vírgenes, muy limpias, de aguas tranquilas cristalinas que brillan en colores turquesas bajo el sol. Hay que mencionar nombres de playas como Melides, Comporta, Aberta Nova, Carvalhal, Pego, Atlântica, Bico das Lulas, Tróia-Galé o Tróia-Mar, algunas de las cuales son consideradas de las más bonitas del país.
Este larguísimo paseo de arena está rodeado de entornos paisajísticos de gran valor medioambiental, como la Reserva Botánica de las Dunas de la Península de Tróia, el Estuario del Río Sado o el Parque Natural de Arrábida, un verdadero paraíso que alberga una biodiversidad terrestre y marina únicas y de enorme interés para la comunidad científica, con uno de los conjuntos de flora y fauna más diversos de la Península Ibérica.
La Arrábida en sí misma ofrece numerosos atractivos para explorar en tierra, con paisajes de gran belleza, rutas para todos los gustos, pueblos llenos de encanto, monasterios, castillos y un interesante patrimonio etnográfico, pero si nos centramos en el litoral hay que mencionar también la riqueza de especies que también disfrutan de este paraíso casi virgen.
El el estuario del río Sado y la costa de la Arrábida atraen también a comunidades de delfines de nariz de botella, a veces incluso compartiendo a una distancia prudencial aguas con los bañistas. Y si no hay suerte en coincidir con estos bellos animales cuando se visite la playa, siempre se puede salir en su busca con alguno de los paseos en barco para la observación de cetáceos con licencia que operan en la zona.
Imágenes | Unsplash/Fabs* - Erik Knoef - Flickr/André Vasconcelos
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