"El pueblo que muere": la recóndita ciudad medieval a dos horas de Roma que está al borde (literalmente) de la extinción

Se trata de una pequeña localidad encaramada sobre una colina volcánica

Civita Bagnoregio Ciudad Muere
Facebook Twitter Flipboard E-mail

En la región del Lazio, escondido entre colinas y rodeado por un mar de niebla en ciertos días del año, se encuentra un lugar sacado de un cuento medieval: Civita di Bagnoregio. Conocido como "el pueblo que muere", esta joya histórica, enclavada en la provincia de Viterbo, está en constante batalla con el tiempo y la naturaleza.

Su posición sobre una frágil colina de toba volcánica lo convierte en un enclave único y, al mismo tiempo, en una estructura condenada a la erosión. Este pequeño pueblo, al que solo se puede acceder a pie, no solo es un testimonio del pasado, sino también un recordatorio de la fuerza incontrolable de la naturaleza.

Civita di Bagnoregio se encuentra a tan solo dos horas de Roma, pero parece estar a siglos de distancia de la vida moderna. Con una población fija que no supera las decenas de habitantes, esta localidad medieval permanece atrapada en el tiempo, con sus calles de piedra, arcos medievales y casas que parecen haber salido directamente de un lienzo renacentista.

Sin embargo, lo que hace a Civita realmente especial no es solo su belleza o su historia, sino su fragilidad. La colina sobre la que se asienta está siendo lentamente desgastada por la erosión, lo que le otorga una sensación de urgencia: visitar Civita es contemplar una maravilla efímera, cuyo futuro es incierto.

Llegar a Civita es toda una experiencia. Desde Roma, puedes tomar un tren a Orvieto, y desde allí un autobús te llevará hasta el municipio de Bagnoregio, del que Civita es una fracción. Desde el pueblo moderno de Bagnoregio, un pequeño puente peatonal de unos 300 metros conecta con Civita.

Qué ver y qué hacer en Civita di Bagnoregio

Este puente, que parece desafiar la gravedad al igual que el pueblo mismo, es el único acceso a la ciudad. Aquí, el tiempo se detiene. No hay tráfico rodado ni el bullicio de los coches, solo el eco de tus pasos mientras te acercas a una de las localidades más singulares de Italia.

Una vez dentro, Civita di Bagnoregio despliega su encanto en cada rincón. La Porta Santa Maria, su entrada principal, es un arco medieval que recibe al visitante con un aire solemne.

Dsc 9418 Scaled 1 Todo el paisaje del Valle dei Calanchi presenta una morfología parecida. ©Civita di Bagnoregio.

Las callejuelas están salpicadas de pequeñas plazas y casas decoradas con flores, creando un contraste vívido entre las fachadas de piedra y el verdor que se filtra desde el exterior. En el centro del pueblo, la Piazza San Donato es el corazón de la vida local, donde se encuentra la iglesia del mismo nombre, un edificio que mezcla elementos románicos y renacentistas.

Si prestas atención, verás que la plaza está rodeada por pequeñas tabernas donde puedes disfrutar de la gastronomía local, con platos sencillos pero exquisitos que resaltan los sabores de la región.

Además de su arquitectura, Civita ofrece vistas panorámicas inolvidables. Desde cualquier punto elevado del pueblo, puedes observar el Valle dei Calanchi, una formación geológica de profundas gargantas y suaves colinas erosionadas que parece sacada de otro planeta.

Este paisaje, al igual que Civita, está en constante cambio debido a la acción del viento y el agua. Es una vista que impresiona por su belleza y melancolía, recordándote que todo aquí está en movimiento, aunque el tiempo parezca haberse detenido.

En cuanto a actividades, Civita es un lugar para perderse y explorar sin prisa. Pasear por sus calles silenciosas es como hojear un libro de historia, donde cada esquina cuenta una historia de gloria y decadencia.

Si eres amante de la fotografía, la luz del atardecer sobre Civita crea un espectáculo digno de capturar. También puedes visitar pequeños museos que narran la historia del pueblo y su lucha contra la erosión, o simplemente relajarte con un café o un vino local, disfrutando del silencio y la paz.

Además, a pocos kilómetros se encuentra el Lago di Bolsena, el lago volcánico más grande de Europa, ideal para un paseo tranquilo o un almuerzo junto al agua. Orvieto, con su impresionante catedral y su red de túneles subterráneos, también está a un paso y merece una visita.

Newsletter de Directo al Paladar

Suscríbete a "Al fondo hay sitio", una forma distinta de informarte cada semana de la actualidad gastronómica hecha con pasión por el equipo de DAP.

El mejor momento para visitar Civita di Bagnoregio es en primavera u otoño, cuando el clima es templado y el turismo aún no ha alcanzado su punto álgido. Durante estos meses, el paisaje se transforma con los colores de la estación, creando una atmósfera aún más mágica. En verano, aunque el calor puede ser intenso, el pueblo sigue siendo encantador, aunque más concurrido.

Imágenes | Civita di Bagnoregio / Italia.it

En DAP | Roma tiembla para un 2025 lleno de turistificación y Airbnb. ¿El último culpable? El Papa

En DAP | Sale mal parado en 'Gladiator II', pero este emperador romano dejó uno de los mejores legados arquitectónicos de Roma (y se puede visitar)

Inicio