Hace un par de años estuve en Bretaña durante las vacaciones de verano y cuando estaba preparando el viaje, una buena amiga me recomendó visitar la tienda de especias Roellinger en Cancale. Yo nunca había oído nada de este establecimiento, así que no me esperaba que una simple tienda de especias me dejara con la boca abierta.
Aunque tenía previsto ir a Cancale, unos días antes paseando por Saint Malo descubrí una de estas tiendas, así que ya que estaba allí, entré. Ante mis ojos se abrió una verdadera cueva de Alí-Babá cuyos tesoros no eran oro ni plata, sino una variedad increible de especias, aceites, sales, vainillas, pimientas etc. Pero mucho más que todo eso.
Olivier Roellinger nació en una mansión corsaria del siglo XIII y desde niño se sintió fascinado por las historias de los viejos marinos, por las aventuras de los buscadores de especias, por las novelas de aventuras. Llevado por esa pasión se lanzó a recorrer el mundo en busca de las mejores especias como si esos pequeños granos llevaran dentro los secretos de un paraiso perdido.
Pero Olivier no es solamente un comerciante de especias, también es un apasionado de la cocina y como hacen los perfumistas, ha querido crear sus propios aromas, las mezclas adecuadas a cada plato, a cada producto. Así han nacido sus Polvos de especias con nombres tan sugerentes como, Polvo de las hadas, Polvo de oro, Polvo de curry corsario, Polvo de viento o Polvo prohibido. Los aceites aromáticos como el Aceite de las sirenas o el Aceite con cítricos, el Vinagre celta, las Flores de sal y tantas otras combinaciones sugerentes que hacen que sea casi imposible elegir algunas para llevarnos a casa.
En un ambiente que recuerda la bodega de un viejo barco, hay un rincón para los 18 tipos de vainilla, otro para las 29 pimientas distintas y aquí y allá se descubren pequeños tesoros inesperados. Todas las especias llegan en bruto al almacén de Cancale, donde son tostadas, molidas, dosificadas y mezcladas, la mayoría de ellas proceden de India, Camboya y Madagascar y casi todas proceden de agricultura biológica.
Aparte de las tiendas de Cancale y Saint Malo hay otra en París y las especias se pueden comprar en muchos otros establecimientos en Francia, aparte de la tienda on-line. Si tenéis planeado un viaje a Bretaña, aparte de disfrutar de los preciosos paisajes, de las mareas imposibles y de la cocina bretona, asomaos a una de estas preciosas tiendas y sentíos transportados por un momento a los tiempos de los grandes mercaderes de especias.
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