La solución de Venecia para evitar el turismo de masas fue cobrar entrada. Ha salido tan bien que ahora costará el doble

Se ceñirá a días muy concretos y habrá ciertas exenciones como a los que pernocten en la ciudad, los menores de 14 años o los residentes

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El turismo de masas está poniendo en jaque a algunos de los destinos más icónicos del mundo. Ciudades como Venecia, Ámsterdam o Barcelona, islas paradisíacas como Mykonos y Formentera, y joyas costeras como Dubrovnik y Cinque Terre han pasado de recibir visitantes con los brazos abiertos a buscar desesperadamente maneras de controlar la avalancha de gente.

En algunos casos, el problema no es solo la cantidad de turistas, sino también su impacto en la vida cotidiana de los residentes, el alza del costo de vida y la degradación de los espacios públicos. Lo que solían ser rincones llenos de encanto y tradición, ahora luchan por mantener su esencia ante el avance del turismo descontrolado. Los problemas van desde la saturación de calles y transportes hasta el deterioro del medio ambiente y la expulsión de los locales debido a la especulación inmobiliaria.

En sitios como Cinque Terre, las rutas de senderismo están en peligro por el desgaste excesivo del suelo, mientras que en Formentera, las autoridades buscan restringir la llegada de coches de alquiler. Ámsterdam, por su parte, ha tomado medidas drásticas, como restringir el turismo de fiesta y limitar la expansión de alojamientos para visitantes. No es solo una cuestión de comodidad para los habitantes, sino también de sostenibilidad y protección del patrimonio.

Cada vez más localidades se enfrentan a la necesidad de regular este fenómeno sin dañar la economía que depende, en gran parte, de esos mismos visitantes. La solución no es sencilla, pero muchas han optado por estrategias que van desde la regulación del alojamiento hasta la imposición de tasas de acceso. Venecia es un claro ejemplo de cómo un destino turístico ha intentado encontrar un equilibrio entre recibir turistas y proteger su frágil entorno.

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Después de años de debate y pruebas, en 2024 la ciudad italiana decidió implantar una tarifa de entrada para los visitantes de un solo día. La medida generó polémica, pero sus resultados fueron lo suficientemente positivos como para que en 2025 se decidiera no solo mantenerla, sino duplicar su costo.

Ahora, quienes lleguen a la ciudad sin pernoctar tendrán que pagar diez euros en lugar de los cinco iniciales. El objetivo sigue siendo el mismo: desalentar la llegada masiva de turistas en ciertos días y horarios, especialmente cuando la ciudad se encuentra al borde del colapso. Con esta estrategia, Venecia espera reducir la afluencia de viajeros ocasionales y fomentar un turismo más consciente.

Quienes pasen la noche en la ciudad están exentos de la tasa, ya que se busca priorizar a aquellos que aportan más a la economía local. Los resultados iniciales fueron alentadores. En los días en que se aplicó el cobro en 2024, se observó un descenso en la cantidad de turistas, aunque no lo suficiente como para resolver el problema por completo.

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Sin embargo, las autoridades venecianas consideran que la subida de la tarifa hará que el efecto sea más notable en 2025. Además, han ajustado los días en los que se aplicará el cobro, seleccionando las fechas en las que se espera mayor afluencia.

A partir de 2025, Venecia aplicará una tasa de entrada de 10 euros en días específicos para gestionar el flujo turístico. Esta medida se implementará durante 54 días, comenzando con un periodo continuo del 18 de abril al 4 de mayo. Posteriormente, se aplicará los fines de semana de mayo, junio y julio.

Para aquellos que reserven con antelación, la tarifa será de 5 euros, mientras que las reservas realizadas a partir del tercer día previo a la visita tendrán un costo de 10 euros. El pago se realizará a través de una app en línea que generará un código QR necesario para acceder al centro histórico de la ciudad. Esta tasa no se aplicará en las islas menores como Murano, Burano o Torcello. Estarán exentos del pago los residentes, menores de 14 años y otras categorías específicas.

Sin embargo, no llueve a gusto de todos. Algunos comerciantes creen que puede disuadir a ciertos visitantes y afectar sus ingresos, mientras que otros opinan que el problema de fondo sigue sin resolverse: la masificación de los cruceros y la falta de límites claros en la cantidad de turistas diarios.

Aun así, Venecia insiste en que es un paso necesario para garantizar la conservación de su patrimonio y evitar que la ciudad se convierta en un parque temático sin identidad propia.

Imágenes | Imagen de diana.grytsku en Freepik / Imagen de senivpetro en Freepik / Imagen de wirestock en Freepik

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