La taberna de un pequeño pueblo de A Coruña que ha resucitado David Chipperfield, nuevo 'Nobel' de arquitectura

La taberna de un pequeño pueblo de A Coruña que ha resucitado David Chipperfield, nuevo 'Nobel' de arquitectura
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El británico David Chipperfield acaba de ser galardonado con el premio Pritzker 2023, considerado el "Nobel de la arquitectura", el mayor reconocimiento del gremio a nivel internacional. El arquitecto, urbanista y diseñador, es además un apasionado confeso de Galicia, donde hace años tiene en la pequeña localidad de Corrubero su retiro particular donde veranea con su familia. Allí, además, ha devuelto a la vida al Bar do Porto, la antigua taberna del pueblo que está viviendo una segunda vida.

Corrubedo es un pequeño pueblo costero de tradición pesquera, situado en el municipio de Ribeira (La Coruña), a apenas una hora en coche de Santiago de Compostela o Pontevedra. Poco conocido todavía fuera de tierras gallegas, los locales sí acostumbran más a visitarlo en temporada alta, concentrándose más el turismo en verano, cuando sus magníficas playas y dunas ofrecen una escapada perfecta.

En plena península de Barbanza, entre las rías de Muros-Noia y Arousa, Corrubedo alberga un paraje natural excepcional, con la gran duna móvil y el magnífico paisaje del Parque Natural Dunas de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán -nombre oficial completo-, además de sus marismas, lagunas y playas, sin contar el encanto propio del pueblo.

De todo ello se enamoró Chipperfield cuando llegó por primera vez en 1992 con su familia, gracias a su amigo y también arquitecto Manuel Gallego Jorreto, Prendado del encanto y la tranquilidad del lugar, desde entonces el británico veranea allí con su familia y acude siempre que su ajetreada actividad se lo permite. En el pueblo tiene ya varios inmuebles desde que se hizo con la primera casa convertida en su segunda residencia. Pero su última gran apuesta ha sido una pequeña taberna.

La nueva vida del bar de siempre

Bar

El do Porto era uno de los pocos bares que tenían sus vecinos y visitantes para tomar algo y hacer vida social. Tampoco es que el lugar necesitara mucho más. Tal y como contaba el experto en gastronomía y turismo Jorge Guitián hace unos meses en su newsletter Carreteras secundarias, "El Bar do Porto era una de esas tabernas de puerto que había en todos los pueblos", como tantas otras, aparentemente sin nada especial. Y cuando la actividad del pueblo decayó a finales de los 80, el bar cerró sus puertas. Era el año 1990 y parecía otro viejo negocio más olvidado, hasta que en 2019 Chipperfiel se fijó en él.

Cuenta el arquitecto que se dio cuenta de que los vecinos no tenían un buen sitio donde socializar, donde poder ir y venir, tomar algo, charlar los amigos o sentarse a ver la vida pasar. Y aquel local parecía perfecto para cumplir ese propósito.

Bar Cocina2

Situado en la zona portuaria, frente a la playa de A Robeira, el inmueble sigue perteneciendo a su propietario Isolino Brión, pero la familia Chipperfiel, bajo alquiler, se ha encargado de rehabilitarlo, reabrirlo y gestionarlo. El reciente premio Pritzker encargó el proyecto a a la compostelana Sofía Blanco Santos, siempre con la idea de mantener la esencia del bar, su identidad propia, para respetar su pasado y sus orígenes.

Así, en 2020, con las dificultades de la pandemia, volvió a abrir sus puertas el resucitado Bar do Porto, manteniendo los azulejos de la cocina, las losas de granito originales y recuperando la carpintería original de tonos rojos y verdes. El mobiliario minimalista se mezcla con los trofeos deportivos que decoran las paredes, los viejos azulejos con una cubertería de diseño y las tapas con solera con platos más actualizados, sin perder de vista el producto local.

Bar Saridnas

Lo viejo y lo nuevo se unen en perfecta armonía en un bar que recupera la esencia de las tabernas de antes, pero con un espíritu renovado, ofreciendo una carta de precios algo más elevados que un bar de pueblo corriente, aunque sin caer en elitismos ni buscando espantar a los vecinos.

Es Celeste, la hija del arquitecto, quien gestiona el local en ausencia de su padre, que, cuando pasa por allí, suele dejar su impronta en la pizarra de los platos del día. Mejillones, navajas y almejas de la ría, empanadas, chipirones, sardinas, pimientos de Herbón, ensaladilla, pulpo, rabas, albóndigas, quesos y postres caseros son algunos de los platos que más se dejan ver por su barra, sus pocas mesas y su pequeña pero pero cotizada terraza, donde también se puede desayunar.

Bar Cocina2

El Bar do Porto y el propio pueblo de Corrubedo son ejemplos de cómo lo antiguo puede convivir con lo nuevo y resurgir con una segunda vida abierta al turista, pero que no olvida su tradición ni desprecia a sus vecinos o el propio entorno natural.

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