Muchas horas, alega una camarera estadounidense en Twitter, estuvieron un grupo de clientes españoles en un restaurante donde ella trabajaba para dejar la pírrica propina de 70 dólares para una cuenta total de 700 dólares.
El drama, como suele ser habitual con estos fallos culturales, está en que la forma de entender las propinas entre la mayor parte de Europa y Estados Unidos es abismal, pues la concepción de este detalle cambia sustancialmente.
En Estados Unidos siempre han presumido de que el servicio en los cafés, restaurantes o bares es mejor y más atento, pues su sueldo mínimo es especialmente bajo, dependiendo sobre todo de las propinas. Razón por la que los servicios suelen ser más esmerados.
De hecho, es muy habitual que los españoles, y los europeos en general, nos llevemos ciertas sorpresas en las facturas estadounidenses cuando vemos que hay porcentajes que no están incluidos, como suele ser el concepto de servicio.
we need to ban europeans from travelling here until they learn how to act https://t.co/D0wRzkKjFa pic.twitter.com/SAvJupH2wG
Oscilan entre un 10% y un 20%, en función del local, y va destinado íntegramente al personal. Motivo por el cual a veces nos chirría ver cómo una cuenta se dispara o, cuando el servicio no está incluido, ponemos cierta mala cara cuando pretenden que paguemos como servicio el 10% del total de la cuenta, aunque no en todos los locales es obligatorio.
Muchas veces entendido como dejar algo de suelto que llevemos en los bolsillos, la forma de dejar propina en España es sustancialmente diferente. Primero porque es un plus para los camareros y no la manera normal en la que cobra.
Segundo porque el hecho de no depender de un buen o mal servicio a nivel salarial también hace que la forma de atender pueda ser distinta y más distraída. No siempre, evidentemente, pero lo cierto es que la forma de atender cambia.
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El problema, como tantas veces pasa, es que estas impresiones culturales son carne de cañón para Twitter, la red social donde esta camarera estadounidense se ha quejado, insistiendo en el tiempo que estos clientes permanecieron en su local y su magnífica atención se merecían algo más que un 10% de la propina estipulada.
"Odio a los malditos europeos a veces", explica la camarera en tuiter. "Esta mesa acaba de dejar 70 dólares en un factura de 700 dólares después de relajarse durante horas. Mi manager incluso les preguntó acerca de su servicio y decían que estaban por encima de la Luna sobre mi servicio, así que explicó la propina habitual es del 20% y que fue como "ok" y se fueron".
En un tuit posterior pedía "prohibir viajar a las europeos hasta que sepan como comportarse" y confirmaba, además, que la mesa era de españoles.
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