Es difícil elegir un solo museo entre todos los que reúne la capital, pero quizá precisamente por lo avasalladora de su oferta hay espacios más pequeños que te conquistan al instante. Es el caso del Museo Sorolla, un hito enclaustrado en pleno distrito de Chamberí que acoge al visitante en la encantadora vivienda que el pintor valenciano ocupó en la capital y hoy conserva el grueso de su obra además de multitud de objetos personales. Si no lo conoces, más te vale darte prisa.
Inaugurado en 1932 tras legar Clotilde García del Castillo, viuda del artista y fundadora, al Estado español la casa y las colecciones, el Sorolla es oficialmente un museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Cultura desde 1993, el cual colabora con la Fundación Museo Sorolla también creada a instancias de doña Clotilde.
Aunque en los años 80 se propuso una primera ampliación, cuyas nuevas salas pasarían sin embargo a utilizarse como almacenaje de obras, es ahora cuando el centro se prepara para el mayor reto de sus casi 100 años de historia, un ambicioso proyecto de reforma, ampliación y rehabilitación que ya lleva en marcha varios meses con el trabajo en un edificio anexo, pero que ahora exige el cierre completo del centro para la última gran fase. Así, el Museo Sorolla cerrará temporalmente sus puertas el próximo 1 de octubre hasta, en principio, el año 2026.
Tenemos por tanto dos meses por delante para visitar por primera vez o reencontrarnos con el museo y despedirnos temporalmente de uno de los espacios museísticos con más encanto de la capital, un verdadero oasis que parece trasladarte a otro mundo y otra época cuando atraviesas la puerta de entrada desde la calle del General Martínez Campos, al lado de la Castellana, y dejas atrás el ajetreo del tráfico y la estresante vida diaria del barrio de Almagro en Chamberí.
Diría que todas las casas museo son siempre una visita más que recomendable sea cual sea nuestro destino, pero sin duda el Sorolla brilla con luz propia tanto por la propia vivienda y esos revitalizantes jardines, frondosos y con fuentes de estilo andalusí, como por su fantástica obra pictórica. El museo actualmente es una visita para tomarse con calma y sin prisas, pues no exige mucho tiempo ni resulta agotadora como las grandes pinacotecas, que pide detenerse a observar tanto las obras del pintor como cada una de sus estancias.
La arquitectura de una vivienda que por sí sola merece la pena conocer, los muebles, objetos y herramientas que se conservan completan la experiencia, y actualmente se puede disfrutar de la última exposición temporal antes del cierre, Sorolla en 100 objetos, culminación del programa expositivo que ha celebrado el centenario de la muerte del artista valenciano.
A partir del 1 de octubre arrancará la segunda fase del proyecto de ampliación con la rehabilitación completa de la casa y sus jardines. La reapertura del nuevo complejo, que duplicará la superficie actual e incluirá una cafetería y accesibilidad universal, se prevé a inicios de 2026.
Imágenes | Museo Sorolla
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