Torpedo: el dulce de los años 60 que viaja de Villamartín (Cádiz) al mundo entero

Santiago Moreno comenzó a publicar fotos de sus viajes con el torpedo, uno de sus dulces, siendo posteriormente imitado por otros de sus paisanos

Torpedo Collage
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Salva Moreno

Colaborador

Periodista con 25 años de experiencia en distintos sectores, actualmente centrado en temas de gastronomía de la provincia de Cádiz y Andalucía.

Al hablar de torpedos, resulta inevitable acordarse del gran genio de Málaga, Chiquito de la Calzada. Pero en la localidad gaditana de Villamartín, en la comarca de la Sierra de Cádiz, el torpedo se hizo famoso antes de la irrupción televisiva del humorista nacido en el barrio de la Calzada de la Trinidad.

Y no, no se trata de un ‘torpedo sesua’ (bueno, para gustos, colores), sino de un dulce que nació en la década de los 60 del siglo XX en la Confitería Juan Moreno. Santiago Moreno, cuarta generación del negocio, le ha dado ahora un aire viajero a este torpedo, llevándolo en sus viajes y fotografiándose con él en los lugares más turísticos. Y, además, está buenísimo…

Torpedojuanmorenobetis Santi Moreno, con sus torpedos viajeros en el Benito Villamarín, estadio del Real Betis Balompié.

Santiago, Santi, dirige ahora los destinos de esta confitería ubicada en la calle Boticas junto a otros dos miembros de su familia. Se trata ya de la cuarta generación, ya que el negocio lo creó su bisabuelo, Luis Moreno García, en el año 1890.

Un teatro fue, en cierta manera, culpable del nacimiento de la confitería, ya que llegó una compañía madrileña al pueblo, y una de las actrices tenía un novio que iba a verla desde la capital. Resulta que era pastelero, conoció a Luis y le enseñó a hacer la crema pastelera. Ahí, dice Santi, «se dio toda una revolución, porque se pasó de los dulces tradicionales, como las pastas, a otra más fina, con la crema pastelera como buque insignia».

Juanmorenovillamartinentrada La Confitería Juan Moreno, en Villamartín.

Luego llegó Juan, abuelo de Santi, y después su padre y su tío, Juan y Luis, responsables del nacimiento del torpedo. Recuerda Santi que «en los 60, se decía que los americanos iban a ir a la luna en cohete. Por aquí se decía que sería un torpedo, así que mi padre y mi tío sacaron un dulce con ese nombre, de forma alargada y relleno de crema pastelera. En los 80 fue un boom, se vendían casi mil piezas al día, venía gente de toda la Sierra a comprarlos».

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El torpedo viajero

A la luna, de momento, no ha llegado el torpedo. Pero un viaje que Santi hizo con su mujer, Macarena, a Fuerteventura, fue el germen del torpedo viajero. «Decidimos no hacernos fotos de nosotros para subir a redes sociales. Pero yo le dije que me iba a llevar unos torpedos vacíos para que duraran tiempo, porque íbamos a estar 15 días fuera, y unos papeles para cambiarlos cuando se fueran estropeando. Y decidí hacerme fotos con los torpedos en sitios conocidos de la isla. A la gente, eso le gustó, y ya empezaron a hablar de los torpedos viajeros», explica Santi, que tiene decenas de fotos del torpedo por todo el mundo en su perfil de Instagram.

Torpedojuanmorenomejico El torpedo viajero, en Chichén Itzá (México).

De ahí, el torpedo comenzó a viajar: «La gente se iba de viaje y se los llevaba para hacerse las fotos. Me han enviado desde México, Alemania, Madrid, Santiago, Málaga, Valencia… Muchísimos sitios. A mi sobrina se le olvidó llevárselo hace unos días a Nueva York, otra foto que hubiera estado muy bien».

Confitería de visita obligada

Porque, además de fotogénico, el torpedo está realmente bueno. La crema pastelera de la Confitería Juan Moreno tiene la fama bien merecida, y ese relleno es el icónico de la pastelería de Villamartín. Pero también tiene otros muy solicitados como las rositas, los cuernos, los piononos o los pitisú. A raíz del quinto centenario de la localidad, el Ayuntamiento les encargó la creación de varios productos, quedando después en su oferta el vaso del V Centenario.

Hasta 55 variedades de dulces tienen los fines de semana. «Uno de mis mayores placeres es ver la vitrina llena de cara al fin de semana, pero más me encanta verla vacía porque significa que se han vendido», finaliza riendo Santi.

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