Asturias se ha convertido en uno de los grandes descubrimientos turísticos de España en las últimas dos décadas. Sus paisajes verdes, su costa salvaje y su autenticidad han hecho que cada vez más viajeros elijan esta región para desconectar.
Lugares como Cudillero y Ribadesella, con su encanto marinero y su ambiente relajado, suelen estar abarrotados, especialmente en temporada alta. Sin embargo, aún hay rincones en la costa asturiana que conservan su esencia sin sufrir la misma masificación. Uno de ellos es Luarca, un precioso pueblo pesquero que mantiene intacta su belleza y tranquilidad.
![Luarca](https://i.blogs.es/43dd56/1366_2000/450_1000.jpeg)
Situado en la costa occidental de Asturias, Luarca es un destino que enamora a primera vista. Sus casas blancas se escalonan en la ladera de un verde valle que desciende hasta el puerto, formando una estampa de postal.
A diferencia de otros pueblos más turísticos, aquí se puede pasear sin prisas, disfrutando del sonido del mar y del ir y venir de los barcos pesqueros. La vida en Luarca sigue girando en torno a su puerto, donde los marineros descargan sus capturas mientras los restaurantes ofrecen marisco fresco y sidra asturiana.
![Barrio De La Pescaderia](https://i.blogs.es/149ef5/barrio-de-la-pescaderia-/450_1000.jpeg)
Uno de los mayores atractivos de la villa es el barrio de El Cambaral, un antiguo barrio de pescadores con calles estrechas y rincones llenos de historia. Desde aquí se puede subir hasta el faro y el mirador de la Atalaya, desde donde se obtiene una panorámica espectacular del pueblo y del mar Cantábrico.
Cerca de allí se encuentra el cementerio de Luarca, considerado uno de los más bonitos de España. Ubicado en un acantilado con vistas impresionantes al mar, este lugar alberga la tumba de Severo Ochoa, premio Nobel de Medicina y una de las figuras más ilustres de la villa.
Para quienes buscan vistas aún más impresionantes, el mirador del Chano es una parada imprescindible. Desde este punto elevado se puede contemplar toda la bahía de Luarca y sus alrededores, un escenario perfecto para los amantes de la fotografía. Y si la idea es relajarse junto al mar, la playa de Luarca es una opción ideal. De arena dorada y aguas cristalinas, es un lugar perfecto para un paseo o un baño en los días más cálidos.
La gastronomía es otro de los grandes encantos de Luarca. Sus restaurantes y sidrerías ofrecen algunos de los mejores platos de la cocina asturiana, con pescados y mariscos frescos como protagonistas. Entre las especialidades locales destacan la caldereta de pescado, el rollo de bonito y, por supuesto, la sidra, que acompaña cualquier comida con su característico ritual de escanciado.
Para quienes quieran descubrir algo diferente, el Museo del Calamar Gigante es una visita curiosa e interesante. Este pequeño museo alberga una impresionante colección de cefalópodos de gran tamaño, algunos de ellos capturados en las aguas del Cantábrico, y permite conocer más sobre la fauna marina de la zona.
Luarca también es un pueblo que sabe celebrar. Su fiesta más importante es la de San Timoteo, que tiene lugar en agosto y llena las calles de alegría, música y color. Durante estos días, locales y visitantes se visten con pañuelos y camisetas blancas para disfrutar de una de las romerías más animadas de Asturias.
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