Uno de los recuerdos a los que más cariño tenemos de nuestros comienzos en la cocina va íntimamente ligado al descubrimiento de las obleas y la preparación de nuestras primeras empanadillas. ¡Qué emoción sentimos al ver que con tan poco esfuerzo conseguimos unos bocados deliciosos!
Ni que decir tiene que de aquellas creaciones a las que hacemos ahora hay un abismo. Los cierres de los bordes de aquellos entonces, hechos "a tenedor", nada tienen que ver con los de ahora. Ojalá alguien nos hubiera enseñado a sellar empanadillas de forma tan variada y preciosa como os mostramos en nuestro vídeo. Veréis qué sencillo resulta, con un poco de maña, convertir nuestras empanadillas en delicatessen con estos ocho pliegues o repulgues.
Ocho pliegues para convertir tus empanadillas en delicatessen
Usar distintos pliegues, además de aportar variedad a una tanda generosa de empanadillas, ayuda a diferenciar los rellenos de cada una de ellas. Os mostramos nuestros pliegues o repulgues preferidos para que los pongáis en práctica en casa y sorprendáis a los vuestros. Vais a quedar como auténticos maestros "empanadilleros".
El pliegue o cierre a cuchillo es una variante y lo más parecido al cierre con tenedor que, muy probablemente, ya conozcáis. Más bonito y elegante, pero igual de fácil. Consiste en usar la punta de un cuchillo para sellar los bordes de las empanadillas, previamente humedecidas con agua. Es importante elegir un cuchillo de punta curva para no pinchar y romper la oblea.
El cierre de la luna es uno de nuestros favoritos. Para hacerlo nos hemos inspirado en las gyozas japonesas, que se colocan sobre la base y dejan el pliegue visto en la parte superior. Este pliegue se consigue a base de pellizcar plegar uno de los bordes de la empanada sobre el otro, que queda liso. El efecto curvo recuerda a una luna menguante o creciente, de ahí que así lo hayamos bautizado.
El cierre del tableado, así hemos llamado a este pliegue que cuesta poquísimo conseguir y queda de lo más lucido. Para conseguirlo hacemos varios pellizcos en todo el contorno de la empanadilla. Podríamos dejarlo así, que queda precioso, pero esta vez hemos decidido plegar cada pellizco (todos ellos en el mismo sentido) y conseguir con ello un efecto tableado.
El cierre del triángulo no requiere de plegado alguno de la masa. Para realizarlo situamos la oblea en la palma de la mano, humedecemos el contorno y colocamos el relleno en el centro. Cerramos la empanadilla hasta la mitad y llevamos el centro del extremo que nos sobra hacia el medio. Con ello logramos que quede un triángulo.
El cierre del torteloni, sencillo y muy vistoso, es perfecto y sale bien siempre. No conlleva pliegue alguno de la masa, tan solo hay que cerrar la empanadillas sobre el relleno, sin usar demasiado, y juntar las puntas. Sellando con un poco de agua en la unión para que no se abra. Se coloca sobre su base y listo.
El cierre de la flor sigue la línea de los dos anteriores, sencillo y sin plegados. Se consigue juntando en el centro cuatro puntos opuestos de la oblea, una vez rellenada y humedecido su contorno. Separamos después los extremos para dar forma de pétalos de flor o, si se prefiere, los unimos.
La cosa va de flores, así que continuamos con el cierre de la rosa. Posiblemente el más sencillo y lucido de todos. Para conseguirlo necesitamos tres obleas que colocamos en línea, ligeramente superpuestas y pegadas entre sí con un poco de agua. El relleno se coloca en el centro, a lo largo, y las obleas se doblan cubriéndolo. Después se enrolla la empanadilla sobre sí misma y se coloca con la parte curva hacia arriba, a modo de pétalos.
Acabamos la lista con el cierre del sol para el que necesitamos dos obleas. Colocamos una de ellas en una tabla de trabajo, humedecemos los bordes y rellenamos. Tapamos con otra oblea y sellamos los extremos, sacando todo el aire del interior. Después plegamos el contorno haciendo curvas y terminamos pellizcando cada saliente.
Tres rellenos fáciles, pero de locura, para nuestras empanadillas delicatessen
Además de preciosísimas por fuera, unas empanadillas delicatessen también tienen que ser sabrosas. Un buen relleno es clave para conseguir el éxito.Aquí podéis jugar con vuestros gustos y preferencias de ingredientes. Aunque si necesitáis un poco de inspiración, estos son nuestros tres rellenos favoritos.
Pollo al curry: Pochamos una cebolla picada en un poco de aceite durante diez minutos, añadimos una cucharadita de curry molido, 200 g de pollo asado picado y una cucharada de crema fresca. Salpimentamos al gusto y cocemos durante un par de minutos. Dejamos enfriar antes de usar.
Atún, tomate y huevo: Cocemos dos huevos en agua hirviendo durante diez minutos. Refrescamos en agua helada, pelamos y rallamos. Escurrimos tres latas de atún en escabeche (total 240 g) y mezclamos con el huevo rallado, 100 g de salsa de tomate, sal y pimienta negra molida.
Queso con cebolla caramelizada: Machacamos 100 g de queso azul y mezclamos con 200 g de queso crema (tipo Philadelphia). Añadimos 50 g de cebolla caramelizada y removemos bien hasta integrar todos los ingredientes.
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