Aunque nuestras queridas torrijas son el dulce estrella de Cuaresma y Semana Santa, no podemos olvidar a su pariente más cercano: la deliciosa leche frita.
Este dulce de origen conventual es tradicional de toda España, aunque es especialmente popular en Galicia. Sin duda, sus orígenes son los mismos que los de las torrijas: una forma barata de aprovechar la leche y, en este caso, la harina, en una preparación hipercalórica para tiempos de abstinencia.
La receta que os traemos hoy es en apariencia de lo más tradicional, pero tiene una añadido un tanto especial: un truco que vimos en el libro En Familia con Karlos Arguiñano, donde el popular cocinero vasco añade un poco de leche condensada a la mezcla (en sustitución del azúcar de las recetas tradicionales) para conseguir una textura y sabor especiales que nos han conquistado. Solo hay una forma más fácil de hacerla, con la receta de cómo hacer leche frita con Thermomix.
Familia cercana de otros dulces calóricos como los pestiños, las natillas, los frisuelos, las flores fritas, las filloas o los buñuelos de viento, la leche frita no deja de ser parte de esa repostería española que denominamos como frutas de sartén.
Lo primero que vamos a hacer es medir 400 ml de leche, de los cuales vamos a retirar un vaso que necesitamos en frío. El resto lo calentamos en una cazuela junto a 200 ml de leche condensada, una rama de canela y un poco de corteza de limón, los mismos aderezos que usaríamos para hacer unas torrijas. En cuanto empiece a hervir cortamos el fuego, colamos la leche infusionada y la reservamos.
Ahora, en un bol grande vertemos 65 gramos de harina de maíz refinada (maicena), echamos el vaso de leche fría y removemos bien con una varilla manual. Echamos entonces el resto de la leche caliente y lo mezclamos bien hasta que no quede ningún grumo. Volvemos a calentar esta mezcla en la misma cazuela, a fuego lento, hasta que la leche reduzca un poco y la mezcla espese.
Es importante calentar lento y no dejar de remover, para evitar que la leche se pegue al cazo, pero, además, para que se cocine bien la harina. Esto nos puede llevar unos 15 minutos. Tenemos que lograr una textura parecida a la de una crema, solo entonces podemos verter la mezcla en una fuente que vamos a meter en la nevera para que la leche se solidifique por completo, lo que llevará unas cuatro horas (aunque podemos dejarla de un día para otro).
Una vez pasado este tiempo, sacamos la fuente de la nevera, cortamos la leche en cuadrados y la pasamos por harina y, después, huevo batido, antes de freirla en aceite abundante bien caliente. Las vamos retirando sobre papel absorbente y servimos decorando el plato con un poco de azúcar glas, canela molida y unas hojas de menta.
Con qué acompañar la leche frita
La leche frita es un postre bastante contundente, ideal para rematar una comida de fiesta. Aunque está rica pasado un tiempo, lo ideal es servir la leche frita recién hecha, pues estará mucho más cremosa. Si queremos tirar la casa por la ventana, a la leche frita aún caliente le va fenomenal como acompañamiento una bola de helado de vainilla, fresa o helado de chocolate. También le va bien un coulis de frutos rojos.
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